Salud España , Burgos, Miércoles, 04 de mayo de 2011 a las 18:22

Música para superar problemas del lenguaje oral

Una profesora de la Universidad de Burgos emplea recursos musicales frente a la dislalia y la disfonía funcional

Antonio Martín/DICYT Existen menores que, a una edad temprana presentan problemas de lenguaje oral atribuibles a factores funcionales. Son, por ejemplo, los niños que pronunciar correctamente determinados fonemas, como la erre o la ese, o tienen un timbre de voz alterado. Para este colectivo, una profesora de la Universidad de Burgos ha creado un método que se basa en ejercicios musicales y que ha obtenido resultados interesantes a nivel experimental. La música, como recurso frente a determinados problemas del lenguaje oral.

 

Recogido en una obra titulada Música y logopedia, Esther Ruiz Palomo, profesora del Departamento de Didácticas específicas de la UBU ha planteado una didáctica dirigida a logopedas, maestros y especialistas en educación musical e infantil. La especialista observó, mientras era docente de una escuela de música, que determinados niños con problemas en el lenguaje oral corregían esta situación mientras permanecían en este centro. "Busqué información y observé que la mayoría de los logopedas proponían tratamientos en los que se incorporaban ejercicios musicales, como la entonación, entonces pensé en que determinadas prácticas podrían servir para realizar una intervención curativa o preventiva", plantea a DiCYT.

 

Como el padre Gabriel en la película La Misión, que provisto de un simple oboe se propuso evangelizar a los indios guaraníes, Ruiz decidió actuar del mismo modo. Cogió una flauta dulce y los instrumentos de un aula de Primaria del colegio Fernando de Rojas de Burgos (como por ejemplo, xilófonos o triángulos) y empezó una intervención indirecta usando la música como herramienta. "Quería evitar que estos menores con problemas de lenguaje oral realizaran ejercicios monótonos, como los de inspiración-respiración". Paralelamente, una logopeda realizaba la intervención directa.

 

Alguno de los ejercicios se basaban, por ejemplo, en la elección de una canción que contenía el fonema con el que se trabajaba. Entonces se incorporaban actividades de técnica vocal, de ritmo, de percepción auditiva y de respiración, con la música como hilo conductor. Al final, se conminaba a los niños a interpretar la canción con la que se reforzaba la práctica de ese fonema. "Los chicos percibían los ejercicios como un juego", relata la investigadora. La actividad se llevó a cabo con un grupo experimental, mientras que otro de control seguía las pautas convencionales.

 

El programa, realizado en 15 semanas, obtuvo resultados "importantes". De los siete niños que pertenecían al grupo experimental, cuatro obtuvieron el alta. En el grupo de control no hubo ninguna mejora. La experta modificó con estas actividades aspectos funcionales que permitían superar el problema de lenguaje oral: como la capacidad de soplo, la respiración, la habilidad bucolabial, la suficiencia nasal, la adecuación del ritmo o la discriminación auditiva. "Se obtuvo una corrección general del 85% de los aspectos funcionales", resume. Los resultados de la investigación han sido remitidos a las publicaciones Logopedia, Foniatría y Audiología y Música y Educación.

 

Dislalia y disfonía

 

Ruiz Palomo explica que los problemas del lenguaje oral pueden ser funcionales. En este caso, "no hay problemas orgánicos que requieren intervención médica o problemas psicológicos profundos, que necesitarían asistencia psicológica". Los problemas funcionales no son corregidos a determinadas edades de forma natural. La dislalia es uno de estos problemas del lenguaje oral. Consiste en la pronunciación errónea de fonemas como la erre, la ese o la te. "Su etiología es amplísima, por lo que puede ser causada por múltiples factores", resume la investigadora, que pertenece al Área de Expresión Musical de su departamento. La disfonía, por su parte, es la alteración de funciones normales de la voz. Produce un timbre de voz diferente al que correspondiera a ese individuo. Es observable, por ejemplo, cuando una chica delgada tiene un vozarrón grave. En el caso de ser un problema funcional, se puede corregir.