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COLUMNA | SOMOS MAMÍFEROS

Machos y hembras son diferentes de varias formas

Existen diferencias estructurales, genéticas y fisiológicas entre los dos sexos de una misma especie, a lo que se le conoce como dimorfismo sexual. Algunas diferencias son notorias a simple vista, pero otras tantas no lo son.

Alina Gabriela Monroy-Gamboa y Sergio Ticul Álvarez-Castañeda/CIBNOR/DICYT Los vertebrados nacen con un sexo biológico, en la gran mayoría de los casos (hay peces, anfibios y reptiles que pueden cambiar de sexo durante su vida), es decir, que debido a características estructurales, funcionales y fisiológicas se diferencian en lo que se denomina machos y hembras. Estas estructuras crean lo que se ha nombrado como dimorfismo sexual primario. En el caso de los mamíferos es la presencia de una vagina en las hembras y de un pene en los machos. El sexo biológico de los individuos se define a partir de los cromosomas como una expresión genética. El dimorfismo sexual primario está influenciado por las hormonas que se secretan una vez que las células gonadales se han desarrollado.


En adición al dimorfismo sexual primario se tiene el denominado dimorfismo sexual secundario, que se refiere a todas aquellas diferencias de tamaño, forma, color y apariencia que se presenten entre los sexos de una misma especie y que no estén en relación directa con la reproducción. Uno de los ejemplos más comunes del dimorfismo sexual secundario sucede en las aves, donde los machos portan plumajes de vistosos colores que tienen por función el llamar la atención de las hembras para seducirlas y entonces poder copular. En los mamíferos estas diferencias secundarias también se presentan, pero de manera diferente.


En los mamíferos, a diferencia de las aves, la variación entre sexos no ocurre tanto en patrones de coloración en el pelaje. Aunque hay sus excepciones, como es el caso de los mandriles (Mandrillus sphinx). En esta especie los machos tienen en sus rostros una coloración azul y roja más intensa que la de las hembras. La intensidad de la coloración de los machos está relacionada con la madurez sexual y a su propensión a la cópula.


La principal diferencia sexual secundaria que ocurre entre las diferentes especies de mamíferos es el tamaño de los organismos. Lo común, es que los machos sean más grandes que las hembras, como ocurre en varias especies de roedores y de animales con pezuñas. La razón de tener un cuerpo más grande se asocia a la competencia entre los machos por el recurso vital necesario para la reproducción, como puede ser un territorio óptimo, alimento, la presencia de agua o la gallardía de ser el más grande. Estos machos al dominar físicamente a otros tienen el mejor recurso por lo que la mayoría de las hembras aceptan ser copuladas por ellos. En general, en las especies que existe un mayor tamaño de los machos con referencia a las hembras los machos compiten entre ellos, incluso hasta la muerte y tienden a formar los llamados harems. Los harems se mantienen únicamente durante el periodo reproductivo del año y después se disuelven. Una excepción son las especies con reproducción continua en todo el año, como los leones (Panthera leo), que además la ovulación de las hembras es producto de la copulación continua.


El caso contrario también se tiene registrado; en el que las hembras tienen el cuerpo más voluminoso o grande. En este caso, los machos no compiten entre sí de ninguna manera, sino que la hembra es la que compite por el recurso necesario para la reproducción, desplazando a otras hembras o a los machos de las áreas óptimas. El tamaño mayor en las hembras contribuye a una mayor fertilidad y se deriva del rápido incremento de tamaño cuando se encuentran en estado fetal y al ser neonatos. En el caso de los machos de estas especies como por ejemplo los conejos (Sylvilagus) su menor tamaño les permite moverse más rápida y ágilmente con menor gasto energético; lo que se traduce en centrar su energía en tener el mayor número de cópulas posibles y de tener éxito reproductivo.


En los primates, también existen varias especies con diferencia en el tamaño entre los sexos, siendo los machos generalmente más grandes. En los primates antropoides, la variación entre sexos no solamente reside en el tamaño general, también existe dimorfismo en diferentes huesos como son la pelvis, el fémur, omoplatos, etc. Pero sobre todo las grandes diferencias se centran en la distribución de la grasa corporal, la masa muscular, entre otras, incluso la conectividad entre los dos hemisferios cerebrales. La responsable de este dimorfismo sexual secundario es específicamente a la presencia y cantidad de testosterona secretada por el individuo.
Existen estructuras fácilmente observables que también son causa del dimorfismo sexual, como es el de los cuernos en algunas especies de ungulados (animales de pezuña). Los ungulados han desarrollado astas y cuernos, que pueden estar o no presentes en los machos y en las hembras. En el caso de las especies que pelean por recursos óptimos para poder tener acceso a la copula con hembras y forman harems. Los machos tienen cornamentas mucho más desarrolladas que en las hembras debido a que son usados como armas cuando deben enfrentarse con otros machos.


El dimorfismo sexual secundario no solamente se expresa en estructuras que pueden ser vistas en el exterior de los organismos. Existen otros aspectos no palpables que también diferencia a los sexos, como es el caso del ciclo circadiano. El ciclo circadiano de los organismos depende de la producción de plasma corticosterona. Gracias a ello, las hembras pueden incorporarse con mayor rapidez y facilidad a sus actividades, debido a que su sistema locomotor se re-sincroniza de una manera más veloz. El plasma de glucosa es otro componente sanguíneo que cambia entre los sexos. En los machos el valor es oscilante, pero en hembras es estable.


Las diferencias sexuales entre los organismos de una misma especie, ocurren desde el nivel genético y se potencializan principalmente por la presencia de la testosterona, hasta la adquisición de estructuras y características que pueden ser identificadas a simple vista; todas contribuyen a la persistencia de las especies y la estabilidad de sus poblaciones.

 

Autores

 

Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S. C. Instituto Politécnico Nacional 195, CP. 23205, La Paz, Baja California Sur, México. Email beu_ribetzin@hotmail.com (AGM-G), sticul@cibnor.mx (STA-C).