Medio Ambiente Colombia , Antioquia, Mi茅rcoles, 26 de mayo de 2021 a las 09:23

Los latidos de la pulga de agua

Su sensibilidad a los cambios era la principal causa de muerte de la Daphnia pulex. Ahora, ingenieros han encontrado la forma de continuar con los ensayos y an谩lisis de la calidad de fuentes h铆dricas y, al tiempo, conservar su vida

UDEA/DICYT La vida de un pequeño animal de apenas uno o dos milímetros, que habita en los más limpios ecosistemas hídricos —embalses, arroyos, ríos— estaba en juego cada vez que era usada en un laboratorio para medir la contaminación hídrica de alguna empresa o industria. Los ensayos de toxicidad hídrica han requerido, tradicionalmente, medir una variable polémica: la mortalidad de la Daphnia pulex, popularmente conocida como 'pulga de agua'.

 

Estos microcrustáceos se pueden cultivar en el laboratorio y someterlos a un contaminante para determinar, con unos modelos matemáticos, el nivel de afectación que tiene este sobre la vida: "Lo que se hace tradicionalmente es que cuando llega un contaminante al laboratorio para ser analizado, se preparan aguas con diferentes concentraciones de este y se siembran allí pulgas de agua para observar, en un tiempo de 48 horas, cuál es el nivel de afectación sobre ellas", explicó el profesor Néstor Jaime Aguirre Ramírez, investigador del Grupo de Geografía y Limnología —GeoLimna— de la Universidad de Antioquia.

 

Así mismo, el cultivo de la pulga de agua ha sido utilizado en el Centro de Investigaciones Ambientales de la Facultad de Ingeniería de la Alma Máter, donde se han realizado análisis de la calidad del agua durante los últimos cincuenta años para diagnosticar y evaluar la contaminación en estos ecosistemas y diseñar estrategias para prevenirla o mitigarla.

 

Cuando los afluentes se alteran los organismos se resienten, pueden morir o cambiar su comportamiento. Por sus cualidades bioindicadoras y para preservar la vida de estos microorganismos, los investigadores de GeoLimna desarrollaron una nueva variable para medir la toxicidad: las pulsaciones por segundo de su corazón.

 

Una a una, fueron grabadas a través de cámaras digitales que, posteriormente, en cámara lenta, contaron manualmente los latidos para determinar el impacto del cambio. Este conteo no solo era dispendioso, sino que había posibilidad de errores, por tratarse de un proceso humano.

 

Para solucionarlo, GeoLimna hizo una alianza con el Grupo de Electrónica de Potencia, Automatización y Robótica —Gepar— para la creación de dos algoritmos, uno que logra estabilizar el movimiento de la pulga y otro para contar sus latidos de manera automática. De esta manera, se busca recolectar datos objetivos y más fiables ante pares evaluadores.

 

El profesor David Fernández McCann, coordinador del Gepar, explicó que el algoritmo de estabilización permite detener el movimiento de la pulga, que 'nada' dentro del agua con pequeños saltos, aunque también sirve para otros organismos que son estudiados en laboratorio.

 

El registro sirve para ser clarificado por pares científicos, que lo revisan como evidencia de cómo se tomaron las medidas. A su vez, se registraron los dos algoritmos empleados ante la Dirección Nacional de Derechos de Autor, expuso el docente.

 

Por su parte, el investigador Néstor Jaime Aguirre Ramírez indicó que sigue la fase de aplicación para poner a prueba este método. Se espera hacer ensayos con contaminantes de industrias, empresas y otros cuando se regrese plenamente al Campus.