Alimentación Brasil São Paulo, São Paulo, Martes, 21 de julio de 2020 a las 12:43

Los cambios climáticos pueden afectar a la segunda cosecha anual de maíz en Brasil

Eventos extremos de sequía en el centro y el sur del país causados por el calentamiento global pueden generar impactos en la llamada “cosechita”

AGENCIA FAPESP/DICYT – Los cambios climáticos se erigen como una seria amenaza para que el agronegocio brasileño mantenga los actuales niveles de productividad y el liderazgo en la exportación de commodities agrícolas. Los eventos extremos de sequía en regiones donde se concentra la producción agropecuaria en el país, causados por el calentamiento global, pueden afectar a la segunda cosecha anual de maíz, por ejemplo, conocida como “cosechita”, que se realiza entre los meses enero y abril en la región centro-sur de Brasil, después de la cosecha de verano.

 

Estas conclusiones surgen de un trabajo encabezado por científicos del Núcleo de Estudios e Investigaciones Ambientales (Nepam) de la Universidad de Campinas (Unicamp), en Brasil, que integran un proyecto que contó con el apoyo de la FAPESP - Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo en el marco de un acuerdo de cooperación con el Belmont Forum.

 

“Entre todos los escenarios que simulamos para estimar los impactos que distintos procesos biofísicos y humanos pueden generar sobre la producción agrícola en el país, los relacionados con los cambios climáticos fueron los que produjeron los mayores efectos”, dijo Mateus Batistella, investigador del Nepam-Unicamp y de la unidad de Informática Agropecuaria de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa).

 

En colaboración con científicos de Estados Unidos, del Reino Unido y de China, los investigadores del Nepan conformaron un consorcio de estudios al que le dieron en nombre Telecoupling, cuyo objetivo consiste en investigar de qué manera las interacciones socioeconómicas y ambientales entre los sistemas naturales y humanos acoplados, tal como es el caso de los procesos de producción y flujo de commodities agrícolas, pueden afectar a la seguridad alimentaria y a la dinámica de uso de la tierra.

 

Para ello desarrollaron modelos que representan al comercio internacional de productos primarios agrícolas, especialmente soja y maíz, entre países productores –como Brasil y Estados Unidos– e importadores, como China, amén de escenarios tendientes a estimar los efectos de procesos socioeconómicos y ambientales a escala nacional e internacional.

 

En el caso de Brasil, el enfoque recayó sobre 10 estados de la región centro-sur, responsables de la producción de más del 80% de la soja y del maíz cultivados en el país, como Mato Grosso.

 

Las proyecciones de alteraciones en las precipitaciones y en la temperatura de la región, elaboradas con base en los escenarios RCP 4.5 y RCP 8.5 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), indicaron un impacto sobre la segunda cosecha de maíz.

 

“Los eventos extremos de sequía constituyen un riesgo importante para el mantenimiento de un ciclo exitoso de la agricultura brasileña. Para disminuir esa vulnerabilidad, las instituciones de investigación, como la estatal Embrapa, están abocándose al desarrollo de variedades de maíz más tolerantes a la sequía, por ejemplo”, dijo Batistella.

 

La dependencia externa

 

Aparte de los procesos ambientales, los investigadores simularon los efectos colaterales del comercio internacional en el flujo de commodities agrícolas. Una de las situaciones analizadas fue la disminución de la oferta de fertilizantes, especialmente de potasio, para Brasil.

 

El país importa actualmente el 85% del potasio que utiliza desde cuatro países solamente: Canadá, Rusia, Bielorrusia y Alemania. De producirse una disminución significativa de la exportación de ese fertilizante, puede existir un impacto sobre la producción brasileña de commodities agrícolas, estimaron los investigadores.

“Es importante que Brasil busque fuentes alternativas de potasio para disminuir la dependencia externa de este insumo”, afirmó Batistella.

 

Las exportaciones de soja también se encuentran altamente concentradas en un solo país, tal como lo consignó el investigador. Actualmente, el 75% de las exportaciones brasileñas de ese producto agrícola se destina a China, que transformó áreas anteriormente orientadas al cultivo de la soja en regiones como la provincia de Heilongjiang, en el nordeste chino, en cultivos de maíz y de arroz irrigado.

 

Esta decisión redundó en un incremento de la demanda de fertilizantes nitrogenados desde China y, por consiguiente, en un aumento de los impactos ambientales ocasionados por el uso de esos productos agrotóxicos en el país, ponderó Batistella.

 

“Esto ilustra los efectos de los teleacoplamientos a largas distancias, tales como los procesos de producción y flujo de commodities agrícolas”, dijo el investigador.