Ciencia España , Salamanca, Jueves, 23 de septiembre de 2010 a las 19:00

La Universidad de Salamanca controla desplazamientos de la corteza terrestre en la regi贸n

Investigadores del Departamento de Geolog铆a participan en el proyecto TopoIberia, que mide la tensi贸n acumulada para evaluar la posibilidad de que se produzcan terremotos

JPA/DICYT Investigadores del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca son los responsables de la recogida de datos en tres puntos de Castilla y León dentro del proyecto nacional TopoIberia, que registra desplazamientos milimétricos de la corteza terrestre por medio de una serie de GPS de alta precisión. El objetivo del proyecto es medir la probabilidad de que se produzcan terremotos en una determinada zona en años próximos. De los 40 GPS que conforman la red, tres están controlados por estos científicos, situados en zonas de especial interés para los investigadores: El Maíllo (Salamanca), Villardeciervos (Zamora) y Arenas de San Pedro (Ávila).

 

TopoIberia, liderado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), ha sido calificado como el proyecto de Ciencias de la Tierra más importante de todos los que se han realizado en España, ya que se enmarca dentro del programa Consolider Ingenio 2010 y tiene un presupuesto de 5'4 millones de euros. En él participan 107 científicos de 10 instituciones que recogen datos de dos redes de observación, la de GPS y otra de estaciones sísmicas.

 

El objetivo es realizar "trabajos estadísticos sobre la actividad previa a posibles movimientos", señalan María del Puy Ayarza Arribas y Fernando Carlos Álvarez Lobato, los científicos de la Universidad de Salamanca que participan en el proyecto. Gracias a la medición de pequeños movimientos de escala milimétrica que ocurren bajo nuestros pies, los científicos pueden calcular las tensiones acumuladas en un punto concreto. Con esta información, más los datos sobre la corteza terrestre que ya se conocen y el registro histórico de movimientos sísmicos, los investigadores pueden llegar a pronosticar que en una determinada zona se llegará a producir un terremoto de una escala más o menos concreta, aunque saber cuándo sucederá no es posible.

 

Los puntos de medición, como los tres de Castilla y León, cuentan con un GPS, una placa solar para alimentarlos y una tarjeta telefónica para enviar los datos, ya que el registro es continuo. Los movimientos milimétricos acumulados a lo largo de los años sin que se hayan producido terremotos indican que en determinados lugares donde existen fallas o discontinuidades en las rocas superficiales de la corteza terrestre puede haber movimientos sísmicos de cierta importancia en función, precisamente, de esa tensión acumulada.

 

Un ejemplo que ponen los científicos responsables de este proyecto es la zona comprendida entre las provincias de Lugo y León, ya que históricamente no hay registros de terremotos importantes, pero en los últimos años se ha registrado una actividad sísmica significativa.


El consorcio de este proyecto está formado por 10 instituciones principales: el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, el Real Instituto y Observatorio de la Armada de San Fernando (Ministerio de Defensa), la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Oviedo, la Universidad de Barcelona, la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Granada, la Universidad de Jaén y la Universidad de Cádiz. El grupo de la Universidad de Salamanca está integrado en el de la Universidad Autónoma de Barcelona y otro grupo de la Universidad de Zaragoza está integrado en el de la Universidad Complutense.