Alimentación España , León, Lunes, 07 de septiembre de 2009 a las 16:11

La Universidad de León analizará los microelementos que influyen en la producción agrícola de la provincia

El servicio de análisis de suelo de la Diputación de León incrementará los parámetros a estudiar y la frecuencia de resultados este otoño

Antonio Martín/DICYT No sólo el fosfato, el potasio o el nitrógeno, elementos básicos en los suelos y en la elaboración de los abonos, influyen en el crecimiento de las plantas cultivadas. También se sabe que son determinantes metales como el cinc, el hierro o el manganeso. Bajo esta premisa, los técnicos de la Universidad de León comenzarán a analizar desde este otoño estos microelementos químicos, denominados así por encontrarse en pequeñas cantidades, en la composición del suelo de los terrenos agrícolas de la provincia. Un servicio de la Diputación de León, que lleva a cabo la institución académica, facilita información cada año a cerca de 400 agricultores para que mejoren sus producciones a través de un mejor conocimiento de las tierras que labran.

 

Después de diez años de servicio, la institución provincial convocó este año un nuevo concurso público para concesión del servicio. La candidatura de la Universidad de León, en el que estaba incluido su Laboratorio de Técnicas Instrumentales (LTI), renovó la adjudicación después de vencer a tres empresas privadas. Para esta nueva licencia, la Diputación ha establecido una serie de mejoras. A partir de este otoño, el LTI analizará un total de 23 parámetros de la composición del suelo en las muestras de los solicitantes, aumentará el número de análisis a realizar cada quincena a 50 y utilizará instrumental más avanzado.

 

Entre los nuevos parámetros, por primera vez se tendrá en cuenta los microelementos que se encuentran en el suelo. "En pequeñas cantidades, son necesarios para el desarrollo, la floración y la fructificación de las plantas", explica a DiCYT Vicente Fernández González, técnico del Servicio de Desarrollo Rural de la Diputación de León. En el suelo existen tanto macroelementos como microelementos. La primera catalogación engloba a los elementos químicos básicos para el crecimiento de una planta, como el nitrógeno, el fosfato y el potasio. La segunda se refiere a aquellas substancias que aparecen en menor cuantía e influyen también en la evolución de los vegetales. Los análisis de suelo se centrarán en metales como el boro, el cinc, el hierro o el manganeso.

 

El incremento de número de analisis obedece a que los agricultores tengan la suficiente información sobre el estado de sus suelos antes de los periodos de sementera (en otoño y primavera fundamentalmente). En esos periodos, se sitúa el pico de demanda. Para incrementar los datos que se analizarán y el ritmo de procesamiento de es información, el Laboratorio de Técnicas Instrumentales, que dirige Alfredo Negro Albañil, utilizará material de última generación, como el espectómetro de masas.

 

El servicio

 

Cada año, cerca de 400 agricultores de la provincia de León acuden al Servicio de Desarrollo Rural para solicitar información sobre el modo en el que pueden mejorar las condiciones del suelo para aumentar la producción de sus cultivos. En total, la Diputación recoge 1.000 muestras de suelo agrícola al año y 250 de nematodos, gusanos parásitos de raíces de plantas como la remolacha. El Laboratorio de Técnicas Industriales realiza el análisis químico de las muestras y las remite a la Escuela Superior y Técnica de Ingeniería Agraria de León. Esta institución ofrece unas recomendaciones a cada usuario sobre los componentes del abono y cómo mejorar la estructura orgánica del suelo del que procede la muestra, bien a través de enmiendas orgánicas o calizas.

 

"Todo el trabajo de laboratorio, del que nos encargamos desde el Laboratorio de Técnicas Instrumentales, como de análisis, que se realiza en la Escuela de Ingenería Agraria, pretende optimizar los métodos para la producción agrícola", explica el director del LTI, Negro Albañil. El mayor número de solicitantes de este tipo de información procede "de donde existe una agricultura más sofisticada, esto es de las zonas de regadío y donde abundan los frutales", incide Fernández González. En las partes bajas de los valles del Órbigo, el Boñar y el Esla, los regantes cultivan generalmente maíz, remolacha, cereales y alubias. En El Bierzo, por su parte, existe una gran producción de fruta y gran exigencia por parte de los consejos reguladores de manzana reineta, pimiento y vino.