Tecnología España , Valladolid, Jueves, 14 de octubre de 2010 a las 19:00

“La producción de combustibles líquidos a partir de biomasa puede ser una alternativa viable”

Sergio Rojas, científico del Instituto de Catálisis y Petroquímica del CSIC, participa en las jornadas técnicas del Salón del Vehículo y Combustible Alternativos

Cristina G. Pedraz/DICYT El transporte, fundamentalmente el de carretera, consume la mayor parte de los combustibles líquidos. En la actualidad se producen al día 86 millones de barriles de petróleo y, pese a la introducción de vehículos alternativos, se prevé que esta cifra vaya en aumento. Así, la comunidad científica internacional trabaja en la producción de combustibles líquidos a partir de materias primas como el carbón, el gas natural o la biomasa, “que contaminan menos que el petróleo y existen mayores reservas”, ha detallado en declaraciones recogidas por DiCYT Sergio Rojas, del Grupo de Energía y Química Sostenibles del Instituto de Catálisis y Petroquímica del CSIC. El investigador ha participado hoy en las jornadas técnicas del Salón del Vehículo y Combustible Alternativos, donde ha señalado que la producción de combustibles líquidos a partir de biomasa puede ser una alternativa de futuro viable.

 

El proceso para la producción de combustibles líquidos empleando como materia prima carbón, gas natural o biomasa tiene tres fases fundamentales. La primera, tal y como ha explicado, es la gasificación. “El gas de síntesis es una mezcla de hidrógeno y monóxido de carbono (CO) y se obtiene en un proceso de quemado controlado del material de partida”.

 

El gas de síntesis con las especificaciones requeridas pasa, después, al proceso Fisher-Tropsch, que hace referencia a los científicos alemanes que descubrieron el proceso químico por el cual se obtienen hidrocarburos líquidos a partir de ese gas de síntesis. En esta etapa, el hidrógeno y el CO se van recombinando hasta dar hidrocarburos, utilizando para ello como catalizadores cobalto, hierro o rutenio en un proceso a alta presión y temperatura. Finalmente, el producto resultante pasa a una fase de refino tradicional.

 

Como ventajas, el investigador apunta que no hay que adaptar el motor del vehículo para este biodiesel, además de su mayor calidad. “Tiene unas propiedades bastante mejores que las del biodiesel que se obtiene de refino de petróleo. Uno de los parámetros que mide la calidad del diesel es el Índice de Cetano, en Europa tiene que alcanzar 50 y con este biodiesel alcanzamos entre 70 y 75”, asegura. Así, se emplea para mezclarlo con biodiesel de peor calidad.

 

Gasificación de biomasa

 

Sergio Rojas ha apuntado que la única etapa que es diferente en función del tipo de materia prima empleada es la de gasificación. “Existe mucho conocimiento de la gasificación del carbón, del gas natural, del tipo de catalizador, de las condiciones y del reactor, y a partir de este conocimiento se está llevando a cabo la gasificación de la biomasa, donde no existe tanta experiencia”, subraya. La clave, no obstante, es obtener “un gas de síntesis puro” que puede obtenerse de cada materia de partida e incluso de combinaciones de varias, “alimentando biomasa y carbón en la misma planta”, puesto que en determinadas ocasiones “es difícil acceder a la cantidad de biomasa que hace falta en el proceso”.

 

El gran problema de este proceso desde el punto de vista económico es la gran inversión que hay que realizar. “Si hablamos de un proceso con carbón y biomasa tenemos que hacer una inversión de 170.000 dólares por barril”, por lo que solo es rentable “si tenemos en cuenta impuestos que pueda poner el Gobierno por las emisiones de CO2”. De este modo, el biocombustible es rentable “si nos movemos en un precio de barril de 50 dólares”, incluso, si las tasas se dispararan, “sería más rentable que un barril a 80 dólares”.