“La actividad de miles de neuronas cambia cuando un animal aprende una cosa muy simple”
JPA/DICYT José María Delgado, investigador de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, es uno de los mayores expertos mundiales en el estudio de los procesos de aprendizaje y de la memoria. En una conferencia que ha tenido lugar esta tarde en la Facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca ha explicado algunas de los mecanismos que su equipo de investigación ha descubierto en los últimos años utilizando roedores como modelo.
En esta línea de investigación básica, Delgado ha obtenido grandes avances con ratas y ratones. “Desde el punto de vista de la biología molecular hay mucha proteínas y otras sustancias que están relacionadas con el aprendizaje, pero en nuestro laboratorio estudiamos cómo funciona el cerebro en el momento justo de aprender”, lo cual no requiere sacrificar a los animales para ver qué proteínas han cambiado, como puede suceder en otras investigaciones, sino que “vemos cómo la actividad de muchos miles de neuronas cambia cuando un animal aprende una cosa muy simple, por ejemplo, apretar una palanca para conseguir una bolita de comida”, ha explicado en declaraciones a DiCYT.
El equipo de José María Delgado realiza estos estudios específicamente en la corteza cerebral, con grandes resultados en los últimos 10 años que han permitido conocer mejor cómo funcionan los mecanismos de aprendizaje. La aplicación de este conocimiento al ser humano está muy lejos. “Estamos tratando de ver cómo el cerebro animal produce comportamientos muy elementales, así que la aplicabilidad está muy lejana, pero es el camino a seguir. Es decir, primero hay que entender cómo se producen movimientos básicos aprendidos, como el hecho de apretar una palanca para obtener comida”.
Estimulación eléctrica transcraneal
En su intervención, el investigador de la Universidad Pablo de Olavide hizo referencia a una técnica muy concreta que está más cerca de la investigación aplicada, la estimulación eléctrica transcraneal profunda, que consiste en estimular el cerebro con corrientes eléctricas a través de la piel. “Son corrientes continuas a muy baja intensidad y modifican la actividad cerebral”, comenta.
Los médicos clínicos reclamaron la ayuda del equipo de Delgado para investigar sobre esta técnica ya que se estaba aplicando en pacientes para traumatismos craneales o depresión, pero no se tenía muy claro si los buenos resultados eran un efecto placebo. “Hemos demostrado que en un modelo animal se puede modificar su capacidad de aprender activando el cerebro o inhibiéndolo. Es decir, esta corriente tiene un efecto directo sobre el cerebro”, asegura.
“La corriente modifica la estructura de determinadas proteínas, de manera que se activan o se inhiben, así que es un efecto físico elemental que tiene repercusiones en el aprendizaje y la memoria”, comenta el investigador de la Universidad Pablo de Olavide, que habitualmente colabora en investigaciones del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL) de la Universidad de Salamanca.