Investigadores argentinos demuestran la toxicidad del glifosfato en microcrustáceos
CGP-UNL/OEI-AECID/DICYT Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) han demostrado la toxicidad del glifosfato, un herbecida utilizado en la eliminación de malezas, en organismos acuáticos. A través de ensayos de laboratorio, han comprobado que el glifosfato puede afectar a la fecundidad de los microcrustáceos que habitan en ríos, lagunas y charcas de la zona y que componen la base de la cadena trófica. El glifosfato actúa inhibiendo uno de los enzimas que impide a las plantas elaborar tres aminoácidos esenciales para su desarrollo, por lo que su uso está masificado en la agricultura a nivel mundial.
Tal y como ha manifestado Ana María Gagneten, quien trabaja en la línea de ecotoxicología de zooplancton de agua dulce en la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC), su interés radica “en conocer qué efectos podía llegar a tener el glifosato sobre organismos clave de ecosistemas acuáticos continentales como los cladóceros”. En particular, seleccionaron una especie de crustáceo llamado Ceriodaphnia reticulata, “que son pequeños organismos que viven en la columna de agua y que están en la base de las cadenas tróficas de los sistemas acuáticos”.
El grupo de investigación sometió a los microorganismos (con réplicas de diez individuos aislados) a soluciones con distintas concentraciones del agroquímico y a un ensayo control, sin glifosato. De este modo, analizaron la supervivencia de la especie y la fecundidad, pero también la capacidad de degradación del herbicida, para lo cual hicieron análisis cromatográficos durante 17 días con el fin de detectar si persistían residuos o su principal subproducto o metabolito: el AMPA (ácido amino-metil-fosfónico).
Según fuentes de la UNL, a través de los ensayos encontraron que la supervivencia no se vio afectada por el herbicida, pero la fecundidad si, lo que tiene un efecto directo en el mantenimiento de una población el transcurso del tiempo. Durante el experimentolos investigadores produjeron 140 crías para comparar con los distintos tratamientos con glifosato en diversas concentraciones. Los resultados arrojados pusieron de manifiesto que la fecundidad fue un parámetro muy afectado en esta especie.
Estudios con otras especies
Gagneten ha precisado que ahora resta hacer ensayos con otras especies y estudios de campo para vincularlos con las conclusiones de laboratorio. Además, analizarán concentraciones de distintos biocidas en la fauna, en el agua y en sedimentos de fondo.
“Los herbicidas no están diseñados para combatir los cladóceros, pero al ser tóxicos para las algas afectan negativamente al zooplancton por disminución de su recurso trófico, aunque no deben descartarse efectos tóxicos directos", apuntó.
De la misma forma, ha afirmado que la incorporación de pesticidas en el agua, aún cuando tienen una alta tasa de degradación, provoca situaciones de estrés en las comunidades, lo cual puede producir una pérdida considerable de biodiversidad, cambios en la transparencia del agua, en las tasas de regeneración de nutrientes y en la abundancia de peces.
Alimento para larvas y juveniles de peces
La importancia de estudiar esa especie reside en que sirven de alimento a larvas y juveniles de peces que luego cambian de régimen de alimentación. Incluso, algunos peces adultos de pequeño tamaño siguen alimentándose durante toda su vida de estos microcrustáceos. Según Gagneten, en Argentina la agricultura está siendo cada vez más especializada y homogénea. Existe una demanda creciente para conocer el destino y persistencia de los residuos de pesticidas en el ambiente, e integrar este conocimiento en acciones de manejo.
“Pero el problema clave en países en vías de desarrollo es el vinculado al modo de aplicación del glifosato. Además de los efectos sobre la biota, pueden producirse efectos negativos en la salud de los operarios expuestos, que frecuentemente laboran en condiciones de trabajo muy deficitarias, con bajo nivel educativo y escasa tecnología”, reflexionó.