Alimentación Chile , Chile, Jueves, 29 de julio de 2010 a las 21:13

Ge贸logos registran los desplazamientos verticales que produjo el terremoto de Chile

Los datos confirman que la energ铆a tect贸nica acumulada en los 煤ltimos 175 a帽os fue liberada durante el sismo de febrero de 2010

Eva Aguilar/DICYT Tras el terremoto que se produjo en Chile el pasado mes de febrero, especies marinas que viven en las costas quedaron lo suficientemente expuestas al sol como para perecer y otras lo suficientemente lejos del agua como para que el sencillo acto de sumergirse en ella ahora constituya toda una proeza. La razón, según las conclusiones de un breve artículo publicado hoy en la revista Science, es que la ruptura que produjo el sismo en la costa chilena generó un levantamiento de la plataforma marina de más de dos metros, mientras que más al norte y hacia el interior del continente, el terreno sufrió el efecto contrario, hundiéndose aproximadamente un metro. Un comportamiento esperado, según los autores del estudio, pero que ayudará a comprender mejor las causas y efectos de los terremotos de grandes magnitudes.

 

El 27 de febrero de este año, cuando en Chile eran las tres y media de la madrugada, un terremoto de magnitud 8'8 despertó a todo el país. El epicentro se registró cerca de la ciudad de Concepción (centro de Chile) y a unos 325 kilómetros al sur de la capital, Santiago. El sismo duró más de dos minutos y posteriormente provocó un tsunami que afectó el litoral meridional. Murieron 279 personas.

 

Durante el mes que siguió al sismo, un grupo de investigadores de Chile, Francia y Alemania realizaron mediciones en 24 sitios a lo largo de la costa y en nueve estuarios, para comprobar que el terremoto había producido un máximo de alzamiento de 2'5 metros hacia el sur, y un hundimiento de un metro hacia el norte, dentro de los 500 kilómetros que corresponden a la zona que abarcó la ruptura del sismo.

Marcelo Farías, del Departamento de Geología de la Universidad de Chile y autor principal del estudio, explica que los alzamientos y hundimientos del terreno ocurren en relación con la fosa tectónica, es decir, con la zona en la que chocan las placas tectónicas. Y la costa de Chile es el lugar en el que la placa de Nazca y la placa Sudamericana se unen.

 

"Esto es algo bastante común con terremotos de esta magnitud", dijo el investigador a DiCYT. "De hecho, Charles Darwin y el capitán Robert Fitz-Roy, quienes estaban en esta zona de Chile durante el terremoto de 1835, hicieron una descripción de los cambios de nivel y observaron magnitudes similares a las que hemos observado nosotros". 

 

Según Farías, con el tiempo este tipo de movimientos verticales tienden a relajarse y el terreno vuelve, en parte, a su posición original. Sin embargo, las consecuencias inmediatas a lo largo de la costa tienen severas implicaciones ecológicas y económicas, especialmente en lugares como la Península de Arauco, cerca de Concepción, donde se produjeron la mayor parte de los alzamientos. Pataformas marinas que antes estaban debajo del nivel del mar, hoy se encuentran a dos metros sobre el nivel del agua.

 

"Lo que ocurrió allí es que al cabo de un par de días todas las algas, moluscos y crustáceos murieron. Esto generó un impacto dentro del ecosistema importante, mientras que la gente de la región que vive de la pesca y la recolección de estos organismos, en muchos casos perdieron su fuente de trabajo. En Lebu, por ejemplo, había un estuario que era utilizado por los pescadores y que se secó completamente", añadió el investigador.

 

Un punto crucial del estudio ha sido que los datos han permitido estimar el promedio de desplazamiento entre las placas que chocaron durante el terremoto.

 

"Si hacemos una comparación con respecto a la tasa de convergencia que hay entre las dos placas y, considerando que el último terremoto en la zona fue hace 175 años, tenemos aproximadamente 12 metros de máximo desplazamiento que se podría esperar en una región como esta", señala Farías. "Lo que nos está diciendo esto es que la mayor parte de la energía acumulada fue liberada en este último terremoto y, por lo tanto, también nos dice que se puede esperar que terremotos de esta misma magnitud ocurran en torno a la misma cantidad de tiempo, es decir cada 175 a 180 años".

 

Las marcas de estudio

 

Para medir la longitud de los alzamientos del terreno, los investigadores utilizaron las marcas dejadas por un alga coralina del género Lithothamnium que es bastante común en la costa chilena. Cuando queda expuesta directamente al sol como producto del levantamiento del terreno, muere y cambia su rosado orginal a blanco. El ancho o altura que tiene esta franja blanca es la que se utiliza para medir el alzamiento.

 

Para medir la subsidencia, los investigadores observaron la vegetación y las construcciones (muelles) de los estuarios, que ahora se encuentran hundidos bajo el nivel del agua. Además de que entrevistaron a los habitantes de la zona para indagar sobre los cambios producidos en el terreno tras el terremoto.

 

Según Farías, mientras que instituciones locales se encargarán de proseguir con los estudios sobre el impacto geológico y ecológico que ha tenido el terremoto, un proyecto en el que participa una red internacional de estaciones sismológicas y de GPS (sistema de posicionamiento global), empieza a dar luces sobre como ha evolucionado el evento en el tiempo, lo que permitirá determinar la posibilidad de réplicas importantes en la zona y entender mejor todas las causas e implicaciones del terremoto.

 

"Durante el estudio también aprovechamos para hacer mediciones de la inundación producida por el tsunami y lo que podemos decir es que los alzamientos son relevantes para la construcción de muelles o puertos. Además, la altura máxima de inundación asociada con un tsunami debe ser parte de la información que se tome en cuenta a la hora de decidir dónde se puede construir", concluyó el investigador.