Fenómenos lejanos influyen sobre el clima de América del Sur
AGENCIA FAPESP/DICYT El papel de los océanos –no sólo del Atlántico y del Pacífico sino también del océano Índico– en la variabilidad climática de América del Sur constituye uno de los temas de investigación de Marcelo Barreiro, docente del Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (UDELAR), de Uruguay.
El grupo que coordina Barreiro estudia la variabilidad y la previsibilidad del clima en el continente a escalas de tiempo estacionales desde hace décadas. Esto comprende el estudio de procesos oceánicos regionales y globales y su impacto en áreas remotas mediante teleconexiones atmosféricas, fenómenos climáticos lejanos, pero conectados.
“Distintos patrones de temperatura del océano Pacífico tropical pueden generar anomalías de lluvias en el norte y en el sur de Uruguay", dijo.
El investigador fue uno de los disertantes en la FAPESP Week Montevideo. Este evento, que se realizó durante los 17 y 18 de noviembre de 2016 en la capital uruguaya, estuvo organizado por la FAPESP en colaboración con la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM) y la UDELAR.
Los océanos Atlántico, Pacífico e Índico interactúan mediante teleconexiones oceánicas y atmosféricas. Anomalías de las temperaturas de la superficie del mar en las áreas tropicales del Pacífico y del Atlántico pueden inducir anomalías en la cantidad de precipitaciones de las zonas tropicales.
Barreiro y sus pares emplean modelos de redes complejas –que comprenden sistemas computacionales para el procesamiento de grandes cantidades de datos– para construir una red climática capaz de analizar de qué manera la variabilidad del régimen de lluvias de América del Sur durante la primavera recibe el influjo de fenómenos tales como El Niño, el Dipolo del Océano Índico y la variabilidad del Atlántico Tropical Norte.
El Dipolo del Océano Índico es la oscilación irregular de las temperaturas de la superficie del mar, por la cual el Índico occidental se vuelve alternativamente más cálido y más frío que su parte oriental. Científicos detectaron este fenómeno en el año 1999.
Barreiro y sus colegas también estudian de qué manera la influencia conjunta de los océanos tropicales en el sudeste de América del Sur, observada durante el siglo XX, puede variar durante el siglo XXI como resultado de la acción de fuerzas antropogénicas y los cambios climáticos.
“La influencia de los océanos tropicales constituye la base de los pronósticos climáticos estacionales de lluvias y temperatura en los extratrópicos, regiones de lo contrario dominadas por la variabilidad atmosférica interna con poca previsibilidad. Debido a ello, una cuestión fundamental que hay que encauzar es si esa influencia cambiará en un escenario de calentamiento global”, dijo Barreiro.
“Para ello utilizamos observaciones y modelos numéricos de circulación atmosférica y oceánica. Nuestro trabajo tiene implicaciones en el proceso de toma de decisiones a nivel productivo y a escalas de meses, como así también para la determinación del signo de cambio climático regional”, dijo.
Resultados obtenidos por el grupo de Barreiro sugieren que la acción antropogénica resultará en una disminución de la cantidad y la duración de los períodos en los cuales los océanos tropicales influirán colectivamente con relación a las precipitaciones sobre el sudeste de América del Sur. “Esto podrá redundar en una disminución de la previsibilidad de las lluvias estacionales en décadas futuras”, dijo.
La diminución del potencial de previsibilidad perjudica la producción de pronósticos estacionales y, como consecuencia de ello, la elaboración de información que resulta fundamental para sectores tales como la agricultura y el de energía.