Estudian elementos de las bacterias que pueden ser claves para futuros fármacos
JPA/DICYT El Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBFG), centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca, ha acogido hoy un seminario de investigación impartido por Ramón Díaz Orejas, científico del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) de Madrid, también perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y que colabora con investigadores de Salamanca. Los dos grupos realizan investigación básica con bacterias, pero cuyos resultados podrían tener importantes implicaciones.
Ramón Díaz es experto en replicación de plásmidos, moléculas de ADN en forma de anillo ubicadas fuera del cromosoma de las células. "Juegan un papel muy importante en el proceso de evolución de los microorganismos y aportan elementos importantes en procesos de adaptación", explica en declaraciones a DiCYT. Y lo más importante para los científicos es que se trata de "vehículos que se pueden utilizar para introducir genes", lo que se denomina técnicamente vectores de clonación.
El grupo de investigación de este científico del CIB se centra en la replicación de estos elementos genéticos y en los sistemas que hacen posible que se mantengan en las bacterias, en particular, un sistema basado en dos proteínas llamado toxina-antitoxina.
Dicho sistema se encuentra tanto en plásmidos como dentro del cromosoma, comenta el experto. En plásmidos, contribuye a su estabilidad, de manera que se evitan mutaciones, mientras que en el cromosoma se desconoce mucho más su papel, aunque podría ser un elemento de respuesta al estrés.
Aunque su investigación es de carácter básico, los resultados pueden tener importantes aplicaciones prácticas. "Estamos explorando el territorio de las toxinas, que son inhibidores de crecimiento, igual que los antibióticos, de manera que la activación de estas toxinas pueden abrir vías a nuevos antibióticos", apunta.
En células eucariotas
Aunque estos sistemas sólo se han encontrado en células procariotas, las que no tienen un núcleo celular definido, como las bacterias, algunos son activos en eucariotas, las características de los animales o los seres humanos, que tienen, por lo tanto implicaciones muy relevantes en investigaciones médicas. En este sentido, "como estas toxinas son capaces de inhibir proteínas, pueden inducir la muerte de células tumorales humanas". Así, en conjunción con la antitoxina "podría crearse un sistema que permita la activación condicional de esta toxina en determinadas circunstancias". En teoría, a partir de estas investigaciones básicas, estas acciones sobre células eucariotas podrían permitir que en un futuro se pueda actuar selectivamente sobre células de tipo cancerígeno.
De hecho, investigadores alemanes han conseguido eliminar determinadas líneas celulares en el embrión de pez cebra con este sistema, que "se puede utilizar como un bisturí molecular" para eliminar selectivamente ciertos genes, señala el experto.
En definitiva, esta línea de investigación tiene aplicaciones biotecnológicas para estabilizar genes o eliminar determinadas células mediante la activación condicional de la toxina, aunque este investigador se dedica a la caracterización más básica de este sistema.
El investigador del CIB se ha acercado hoy a Salamanca debido a la relación que mantiene con Ramón Santamaría, investigador del IBFG (antiguo Instituto de Microbiología Bioquímica, IMB) que tiene una línea de investigación similar. Ambas partes quieren explorar vías de colaboración, según ha explicado Ramón Díaz, ya que "la ciencia se juega sobre el tablero de todo el mundo, tenemos que estar abiertos a posibles colaboraciones e intercambios de ideas".