Emplean lodos generados por las plantas de tratamiento para restaurar superficies agrícolas en Puebla
MAS/BUAP/DICYT Recuperar suelos agrícolas erosionados del municipio de Puebla y resolver la disposición final de los lodos generados por las cinco plantas de tratamiento de aguas residuales de la Angelópolis son algunos de los objetivos de una investigación emprendida por científicos del Departamento de Investigaciones en Ciencias Agrícolas del Instituto de Ciencias (ICUAP) de la BUAP.
Al menos el 85 por ciento de la superficie agrícola de localidades como San Andrés Azumiatla, San Francisco Totimehuacan, La Paz Tlaxcolpan y Santa Clara Ocoyucan registran elevados índices de desgaste, con la consecuente pérdida de fertilidad y bajos rendimientos, problemática que afecta la economía de las familias de la zona, en su mayoría de escasos recursos.
Ante ello, los investigadores Rosalía Castelán Vega, Abel Cruz Montalvo y Gaspar Romero Hernández, dirigidos por Víctor Tamariz Flores, iniciaron el proyecto Restauración de suelos degradados mediante la utilización de biosólidos, apoyado por el Fondo Mixto (FOMIX) CONACYT Gobierno del Estado de Puebla, para rescatar los suelos y devolverles su potencial mediante el uso de los desechos producidos por las plantas tratadoras de aguas negras.
De acuerdo con investigaciones realizadas en el DICA, los lodos son una alternativa viable para restaurar superficies agrícolas con altos niveles de erosión. Los biosólidos contienen entre 40 y 60 por ciento de materia orgánica, y concentraciones óptimas de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio, lo cual permite restituir las propiedades y fertilidad de los suelos dañados.
Adicionalmente, el proyecto atiende el problema de la disposición final de los lodos generados por las cinco plantas de tratamiento del municipio de Puebla, operadas por el SOAPAP (Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Puebla), que en conjunto producen 160 toneladas diarias de biosólidos. Debido a que se carece de tecnologías para tratarlos, su uso en el rescate de superficies agrícolas deterioradas es una alternativa ecológica y económicamente viable, aseguró Tamariz Flores.
Un objetivo adicional de la investigación es mejorar la situación económica de los pequeños productores de la zona, quienes se ganan el sustento con el cultivo de maíz y frijol. Por ello, una vez avanzada la restitución de sus tierras, se prevé una mejora de los rendimientos de entre 30 y 50 por ciento.
“Al tratarse de terrenos de temporal, los campesinos de esas localidades obtienen en un buen año sólo 800 kilos de frijol o maíz. Sin embargo, nosotros prevemos que con la incorporación de los biosólidos se duplique su producción, y en consecuencia mejoren sus ingresos”, resaltó el edafólogo.
Tamariz Flores refirió que el empleo de ese material en dichas localidades no es nuevo, ya que los investigadores del DICA trabajan con agricultores de la zona desde hace ocho años.
Si bien los procesos de restitución de los suelos requieren mayor tiempo, dijo el investigador, el aumento de los rendimientos es inmediato. De hecho, en unas 400 hectáreas ya han sido empleados los biosólidos con buenos resultados: incremento de 30 y 50 por ciento en la productividad y recuperación paulatina de los terrenos, agregó.
Suelos erosionados
El deterioro de los suelos agrícolas en San Andrés Azumiatla, San Francisco Totimehuacan, La Paz Tlaxcolpan y Santa Clara Ocoyucan, cuyos habitantes dependen en gran medida de la siembra de maíz y frijol, es preocupante.
El 85 por ciento de las 3 mil 500 hectáreas de superficie cultivable que suman las cuatro localidades registra un alto grado de erosión, de modo que sólo un 15 por ciento del área se mantiene relativamente conservada, sostuvo Tamariz Flores.
Las investigaciones del DICA revelan que esos suelos deberían tener una profundidad de por lo menos 60 centímetros; sin embargo, en terrenos llanos el espesor es de sólo 20 centímetros, mientras que en las laderas la pérdida fluctúa entre los 40 y 50 centímetros, al grado de que los campesinos cultivan en tierras de sólo 10 y cinco centímetros de grosor.
El cambio de uso de suelo, la sobreexplotación, prácticas agrícolas inadecuadas y el pastoreo excesivo y sin control, practicados desde hace décadas son los causantes del dramático menoscabo de los terrenos agrícolas, reveló el investigador.
Extender la técnica a otras regiones del estado
El proyecto Restauración de suelos degradados mediante la utilización de biosólidos considera el depósito de ese material, durante dos años, en cuatro hectáreas experimentales, una en cada localidad, lo que involucra a 16 productores, aunque una vez concluido el estudio, las técnicas de recuperación se harán extensivas a los 800 agricultores del lugar y otras regiones del estado.
Durante los 24 meses, se prevé el monitoreo permanente de los suelos, lo que permitirá determinar las dosis exactas de lodos que deben vertirse de acuerdo con el tipo de superficie. Esa actividad servirá para vigilar el contenido de metales pesados, a fin de que éstos no rebasen los índices permitidos por las normas oficiales, puntualizó el científico.
La investigación busca detener también la degradación de las laderas. Para ello, junto con el empleo de los biosólidos se propondrán prácticas de conservación como introducir barreras vivas y sistemas de pasto para el ganado, ya que superficies agrícolas y forestales deben manejarse con técnicas distintas.
Adicionalmente, se analizarán los efectos de los lodos en actividades de reforestación, y se determinará cómo influyen en los sistemas agroecológicos.
Como producto de la investigación se elaborarán dos manuales para el uso adecuado de los biosólidos para la producción de maíz y frijol; además se realizarán cuatro tesis universitarias: dos de maestría y dos de licenciatura, y con los resultados se redactarán cuatro artículos científicos.