El Páramo leonés pierde uno de los escasos hábitats de interior de una ave migratoria muy amenazada
Antonio Martín/DICYT El carricerín cejudo es pequeña especie paseriforme de unos diez gramos de peso, que se encuentra amenazada a nivel mundial y que, año tras año, se desplaza desde sus lugares de cría, principalmente en Bielorrusia y Polonia, hacia los cuarteles de invernada situados en el oeste africano. En ese tránsito, el ave recorre la fachada atlántica de Europa hasta la Península Ibérica que, o bien rodea, o bien atraviesa si encuentra el peculiar hábitat que necesita. El Grupo Ibérico de Anillamiento ha descubierto que una de las más importantes paradas la realizaba en la comarca leonesa del Páramo, en un humedal producido por agua sobrante del regadío. Este equipo científico también ha comprobado, sin embargo, que una reciente plantación de chopos que trata de mejorar el drenaje de la zona ha ahuyentado al frágil pájaro.
Según explicó a DiCYT David Miguélez, uno de los colaboradores en el trabajo de campo, ""el carricerín cejudo es posiblemente el ave migratoria más amenazada de Europa por las particulares necesidades de hábitat que requiere: pastizales y zonas húmedas encharcadas". En agosto y septiembre, cuando sobrevuela la Península Ibérica, no existen muchos lugares de este tipo, debido al prolongado tiempo sin lluvias que generalmente soporta este territorio. Una de las pocas zonas de interior que servían de parada y fonda al carricerín cejudo (Acrocephalus paludicola) estaba ubicado en el término municipal de Zotes del Páramo, al sur de la provincia de León. En esta zona, plagada de explotaciones agrarias de regadío, existía un pequeño humedal de 39 hectáreas, abastecido por las aguas sobrantes de los campos de alrededor, fundamentalmente maizales.
Después de recabar datos en La Nava (Palencia), otra de las zonas de tránsito del carricerín cejudo en el interior de la Península Ibérica, los científicos realizaron una prospección en la provincia de León para conocer posibles lugares por los que pasara el ave. Así encontraron el humedal del Páramo. Después de una campaña de anillamientos (realizada entre 2004 y 2007), los expertos observaron un progresivo descenso del número de ejemplares capturados en el lugar. Entre 2004 y 2007, el paraje porporcionó una décima parte de las capturas de carricerines cejudos de toda España, que alcanzaron las 246, pero el último año sólo se consiguió anillar a un ejemplar, por la quincena del primer ejercicio. "La plantación de chopos ha modificado el hábitat que requiere este ave, por lo que sospechamos que ha dejado de pasar por este lugar y ha buscado zonas más idóneas", explica Miguélez.
Necesidades del ave
Según recoge un trabajo publicado recientemente por el grupo en la revista científica Ringing & Migration, el hábitat cercano al arroyo que debido a la agricultura intensiva servía de desagüe de los cultivos de regadío se caracterizaba por herbáceas y juncos a finales del verano parecidos a los que encuentra el ave en su zona de cría. La especie permanecía un máximo de 55 días cada año que comprendió el periodo de estudio, entre el 2 de agosto y el 25 de septiembre. Las capturas, a través de una técnica de redes japonesas, se incrementaban especialmente a mediados de agosto.
La modificación del ciclo natural del agua en el Páramo debido a las acciones agrícolas ha podido permitir la presencia del ave y, paradójicamente, su actual ausencia. Gracias a las intervenciones hacia cultivos de regadío, se creó una zona de humedal en la que se podía alojar el pájaro. "Es uno de los pocos reductos de cultivo intensivo que potenciamente sirven de protección para ésta y otras especies", explica Miguélez. La plantación de chopos para facilitar el drenaje del agua sobrante de los terrenos agrícolas, un proyecto realizado gracias a fondos de la Política Agraria Común de la Unión Europea, ha ganado terreno en el humedal para la agricultura. Esta acción se llevó a cabo en primavera de 2006.