Alimentación España , León, Jueves, 16 de julio de 2009 a las 11:20

El ovino y el ciervo de la Cordillera Cantábrica, posibles reservorios de parásitos que afectan al hombre

Una investigación de la Facultad de Veterinaria de León recomienda un sistema de vigilancia epidemiológica de rumiantes silvestres

Antonio Martín/DICYT El ganado ovino y los ciervos que pastan en la vertiente leonesa de la Cordillera Cantábrica podrían ser "importantes" reservorios para los trematodos hepáticos, una serie de gusanos parásitos que pueden afectar al ser humano. Así lo señala una investigación realizada por el Departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de León. El estudio demuestra que, en contra de lo que se pensaba con anterioridad, la mayoría de los parásitos que afectan a ovejas y a rumiantes silvestres (rebecos, corzos y ciervos) son específicos de hospedador, pero en el caso de los trematodos de los géneros Fasciola y Dicrocoelium, existe dicha especificidad y son zoonosis y por ello pueden "constituir un riesgo para el hombre".

 

El trabajo, realizado por el equipo de investigadores que codirigen las profesoras Natividad Díez Baños y María del Rosario Hidalgo, tiene como objetivo conocer la posible relación del ganado ovino que permanece en explotaciones semiextensivas de las reservas regionales de caza de Mampodre y Riaño  con los parástisos que provocan procesos parasitarios en los rumiantes silvestres de la zona. Tanto las ovejas como los ciervos, corzos y rebecos que pueblan el noreste de la montaña de León comparten los mismos pastos. Es precisamente en la hierba donde habitan diferentes fases de diversos endoparásitos antes de alojarse en el interior del hospedador. La investigación pretendía comprobar la existencia de especies parasitarias comunes, su posible papel patógeno y si eran susceptibles de que los hospedadores se pudieran comportar como reservorios para el hombre.

 

Para ello, a lo largo de cuatro años, se tomaron muestras fecales de 29 corzos, 47 ciervos y 48 rebecos abatidos en las dos reservas de caza entre los meses de mayo y julio y de octubre a noviembre. Asimismo, se muestrearon 141 explotaciones semiextensivas de la zona. A través de técnicas de flotación, sedimentación y migración, los científicos analizaron la prevalencia e intensidad de tres parámetros, ooquistes (los estados en los que los parásitos pueden permanecer lejos del hospedador durante un tiempo), huevos y larvas de cuatro grupos de parásitos. Estos grupos los conformaban protozoos (concretamente coccidios), gastrointestinales (tricostrongílidos), pulmonares (de las familias Protostrongydae y Dictyocaulidae) y trematodos. De los cuatro grupos de análisis en las cuatro especies de rumiantes analizadas, "sólo en ovinos y ciervos se hallaron huevos de los trematodos Fasciola y Dicrocoelium ". Estas especies son comunes para tanto ungulados silvestres como domésticos y causantes de zoonosis, esto es, con capacidad para alojarse en diferentes especies, como el ser humano. "Encontramos que, en líneas generales, la mayoría de los parásitos hallados en el estudio son específicos de cada hospedador y que existen pocas especies comunes", afirma a DiCYT Natividad Díez Baños.

 

Ciclo biológico de los nematodos

 

El ciclo biológico de estos parásitos puede ser directo, como en el caso de los nematodos, que en su fase adulta se alojan en elt racto gastrointestinal de los rumiantes, concretamente en el cuájar y los intestinos delgado, grueso y ciego. Las hembras de estos nematodos ponen huevos que salen al exterior con las heces y en el suelo y la hierba se transforman en fases infectantes; es preciso que el rumiante ingiera esta hierba para que se cierre el círculo. El ciclo biológico precisa de uno o dos hospedadores. En el caso de Fasciola, para que el hombre adquiera este parásito necesita ingerirlo en fases larvarias que el hospedador intermedio, caracol terrestre en este caso, deja en vegetales como los berros (Lepidium sativum), muy empleados en ensaladas.

 

A la vista de estos datos, los investigadores aseguran que "diversos agentes parasitarios están constantemente presentes en los rumiantes domésticos y silvestres del norte de León". La principal consecuencia es que los animales parasitados pueden debilitarse en su capacidad por competir por el territorio, convirtiéndolos en más vulnerables a los depredadores. Además, estas fases subclínicas observadas pueden pasar a ser clínicas si cambian las condiciones. "Si se produce una alta densidad de la población rumiante o escasean los pastos comunes, pueden agravarse las condiciones de los hospedadores", indica Díez Baños. Por todo ello, el grupo de la Facultad de Veterinaria recomienda establecer "un sistema de vigilancia epidemiológica que permita un seguimiento continuo del estado sanitario de los rumiantes silvestres" con un doble objetivo: proteger estas poblaciones y evitar la transmisión de enfermedades de rumiantes a silvestres y viceversa.