El mercurio causa malformaciones a cangrejos en bahía de Cispatá
UN/DICYT Una investigación de la Universidad Nacional (UN) de Colombia identificó malformaciones en el 70 % de los crustáceos analizados en la bahía de Cispatá (Sucre), causadas por el vertimiento de mercurio a las aguas del río Sinú.
La investigación, desarrollada en convenio con la Universidad de Córdoba, encontró que tal problemática ha generado una alta malformación de crustáceos, derivada de los contaminantes que llegan a la bahía de Cispatá, en particular el mercurio, producto de la explotación aurífera en la zona. Esta bahía se encuentra ubicada al sur del golfo de Morrosquillo, en el departamento de Córdoba.
Néstor Hernando Campos, profesor titular de la Sede Caribe e investigador especialista en crustáceos, halló en su análisis una malformación que afecta al 70 % de crustáceos.
Estos cangrejos pertenecen a las familias Goneplacidae y Xanthidea, entre las que se encuentran algunos de consumo humano, como el coral, y otros de tamaños pequeños, de dos y tres centímetros de ancho.
“Gran parte del problema es teratogénico, es decir, sustancias que alteran el desarrollo de las larvas de crustáceos. Esta problemática es producida por plaguicidas, hidrocarburos de alta densidad y, en su mayor parte, por contaminación de mercurio, que se vierte al río Sinú y desemboca en la bahía de Cispatá”, aseguró el profesor Campos.
La mayoría de contaminantes orgánicos tiene grandes efectos mutagénicos, que producen alteraciones morfológicas durante el desarrollo embrionario, y carcinogénicos, que desarrollan el cáncer.
Según el profesor de la U.N., el mercurio es un elemento que tiene una forma de acción orgánica, por lo cual actúa como contaminante buscador de grasas. Se sitúa directamente en los sitios donde estas se acumulan y se constituye en un veneno que afecta a diferentes células nerviosas.
“En el caso de los crustáceos del golfo del Morrosquillo, las malformaciones se representan en varias formas: por un lado, en su bilateralidad, es decir, alteraciones del número de espinas de ambos costados del cangrejo; por otro lado, presentan una alta incidencia de enfermedades producidas por bacterias que carcomen sus caparazones” explicó el investigador.
En el marco del trabajo, se realizaron cuatro muestreos, correspondientes a las diferentes épocas climáticas. La mayor parte de la malformación se encontró dentro de la primera época, es decir, al final de la primera temporada de lluvias, entre junio y julio.
Esto demuestra, según el experto, un efecto directo sobre la cantidad de lluvias que están entrando al Sinú y la cantidad de descarga en la bahía de Cispatá.
Del Japón a Cispatá
Un ejemplo similar al de esta zona de Córdoba es el caso de Minamata, ocurrido en la década de los 70 en Japón, donde se originó una enfermedad por desechos orgánicos vertidos a la bahía por una fábrica de vinilos de mercurio.
Estas aguas contaminadas hicieron que los peces fueran acumulando en su organismo todo tipo de sustancias, lo que generó un fenómeno de bioamplificación, es decir, a medida que se superó el nivel de producción primaria al consumidor, se amplificó la concentración de sustancias.
La gran acumulación de mercurio orgánico en las cadenas tróficas de Minamata llegó a los humanos y causó altas tasas de mortalidad y malformaciones genéticas en neonatos, producto de la transferencia derivada del consumo de pescado.
El profesor Néstor Hernando Campos es también director del Cecimar de la Sede Caribe y coordinador del “IV Simposio las ciencias del mar”, el cual tendrá lugar en la Universidad Nacional de Colombia, del 24 al 26 de noviembre, en el Auditorio Alfonso López del Edificio Uriel Gutiérrez, en Bogotá.