El Instituto de Microbiología Bioquímica cambia de nombre para ampliar sus perspectivas
José Pichel Andrés/DICYT El actual Instituto de Microbiología Bioquímica (IMB), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Salamanca, se convertirá próximamente en Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBGF), una vez que los científicos se trasladen a principios de 2011 desde el Edificio Departamental del Campus Unamuno a la nueva sede, ubicada junto al Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl). El cambio responde a un deseo de modernizar el nombre de acuerdo con las tendencias científicas que se centran en el estudio global del genoma y su funcionamiento y abre la puerta a la incorporación de nuevos investigadores que ofrezcan una visión más amplia de las líneas de trabajo actuales del centro.
En declaraciones a DiCYT, el director del IMB, Ángel Durán, ha expresado el deseo de poder incorporar "grupos de investigación sólidos y formados" para aumentar la capacidad científica del centro en un breve espacio de tiempo. En este sentido, "el nombre que teníamos hasta ahora era obsoleto", afirma el director, puesto que procede de la creación del centro en la década de los 70 y desde entonces la Ciencia ha cambiado. Por eso, se ha buscado una denominación más genérica que incluya los conceptos de Biología funcional y genómica.
"La base fundamental del Instituto es trabajar en Biología funcional, es decir, en el análisis y conocimientos de las funciones biológicas de los seres vivos", señala. Además, "con el paso de los tiempos la Biología molecular se ha convertido en genómica, porque ahora todos los problemas se abordan desde una perspectiva global del genoma, no se trata de estudiar un gen, sino una función en el contexto de otras funciones, todas las investigaciones tienen como referencia el genoma sin perder de vista que lo que se está estudiando es una determinada función genómica".
La mayor parte de los científicos del IMB trabajan con levaduras y hongos que sirven de modelo para otros organismos. Sin embargo, "nos gustaría que se incorporaran nuevas líneas de investigación y nuevos modelos porque sin duda eso enriquece. De hecho, ya tenemos científicos que trabajan en células superiores", comenta Durán.
Tres grandes unidades de investigación
Por el momento, el centro está compuesto por 17 grupos de investigación englobados en tres unidades fundamentales. La primera de ellas es la de Morfogénesis de eucariotas inferiores y trata de conocer por qué una célula tiene una determinada forma y estructura, los mecanismos biológicos básicos que controlan por ejemplo "por qué el núcleo de una célula siempre está en el centro". Este conocimiento tiene interés aplicado porque se ocupa, entre otras cosas, de las paredes celulares de los hongos, que pueden ser una diana para encontrar agentes antifúngicos, "de los que estamos muy necesitados", apunta Durán.
La segunda unidad es la de Dinámica y regulación del genoma, que se ocupa de la línea de investigación más básica, puesto que trabaja en mecanismos como la replicación del ADN en la célula y también tiene como modelo hongos y levaduras.
Finalmente, la tercera unidad es la de Biotecnología de los microorganismos y pretende aproximarse a problemas biotecnológicos y, de hecho, alguno de los grupos tiene relación con la industria alimentaria. También se estudian los mecanismos de producción de antibióticos o la patogénesis de ciertos hongos.
Dos grupos nuevos
La nueva etapa traerá la incorporación al centro de dos grupos de investigación, según las previsiones de sus responsables. Ante la posibilidad de incorporar nuevas líneas de investigación en el futuro, el director del IMB apuesta por la Bioinformática y su relación con los estudios del genoma, imprescindible hoy en día para que los nuevos conocimientos que se obtienen acerca de un gen concreto se puedan poner en contexto con los "cientos de genes que son responsables de una función determinada".
El nuevo edificio ya está terminado, pero la recepción de la obra por parte del CSIC no se producirá hasta finales de septiembre. A partir de ese momento, comenzará a equiparse. Por el momento, el único problema es que aún se carece de presupuesto para la red de informática y telefonía, pero en cualquier caso, Ángel Durán confía en que a principios de 2011 se pueda producir el traslado.
Las nuevas instalaciones aportarán "mayor operatividad y desahogo físico", afirma, después de muchos años en los que el reducido espacio ha impedido que crezca la plantilla actual, formada por un centenar de personas entre investigadores, becarios y técnicos. El edificio nuevo contará con 28 laboratorios destinados a los grupos de investigación, además de laboratorios comunes con servicios como el de microscopía o cultivos celulares y un salón de actos.