Ciencia España , Ávila, Martes, 13 de enero de 2004 a las 18:48

El fenómeno de los dormideros de pájaros 'molestos' en las ciudades va en aumento

Un catedrático de la Universidad de Salamanca cuestiona los métodos utilizados por las autoridades locales para ahuyentarlos

AVPR/DICYT Desde el mes de septiembre toman las torres de la mayoría de los edificios del casco antiguo y nos acompañan hasta bien entrado el mes de febrero. Las enormes bandadas de estorninos se instalan cada vez con más comodidad en los monumentos de muchas ciudades castellano leonesas, causando importantes daños en los edificios que colonizan y molestias a los vecinos del entorno. Su comportamiento ha obligado a muchas corporaciones municipales como las de Ávila o Salamanca a tomar medidas de control de la población o a instalar sistemas de alarmas y grabaciones con sonidos de alerta que pretenden disuadir a las colonias de individuos de que acampen en las torres, campanarios, monumentos y parques de la ciudad. Pero no siempre estos sistemas son efectivos.

 

Tal y como asegura a DICYT Salvador Peris, catedrático del departamento de Biología Animal de la Universidad de Salamanca y miembro de la Sociedad Española de Ornitología "la instalación de grabaciones que reproducen los sonidos de alerta que emite la propia especie no son muy efectivos en el caso de la población autóctona de estorninos, mientras que causan mayor efecto en las bandadas migratorias que se instalan en la ciudad durante el invierno y que proceden de Bélgica Francia y Rusia". En cualquier caso, según señala Peris, "los animales terminan acostumbrándose a dichos sonidos, por lo que éstos deben emitirse variando su frecuencia y en intervalos distintos".

 

Halcones 'municipales'

 

Otro de los métodos seleccionados por el consistorio salamantino en el pasado, y que ha emulado el abulense para combatir los dormideros de grajillas y palomas que se han instalado en la ciudad amurallada, es la suelta de halcones en la zona.

 

La medida no ha sido muy efectiva en la capital charra (la pareja de halcones municipales emigró al poco tiempo de la Catedral Nueva, abandonó la ciudad y algunas personas los sitúan en los tejados de la Seo zamorana) y sus consecuencias pueden ser incluso contrarias a las deseadas. Según explica Salvador Peris, el casco histórico de la ciudad de Salamanca es un territorio demasiado pequeño para albergar dos parejas de halcones. "Ya existe una pareja de esta especie censada en la zona y ése es el motivo por el que los animales introducidos por el consistorio no se adaptasen al entorno". Además, los halcones pueden causar bajas en la población de lechuzas, animales que también se alimentan de estorninos y cuyo territorio de caza es más restringido, por lo que sólo en el casco antiguo de la ciudad hay censados cuatro ejemplares, que podrían haber sido atacados por la nueva pareja de halcones.

 

Peris advierte que cada caso requiere un tratamiento específico, así, lo más recomendable para los dormideros abulenses sería realizar una poda de los árboles de hoja caduca ubicados en las zonas anexas al dormidero, mientras que las coníferas deberían cubrirse con mallas muy finas que hacen más difícil a los animales utilizar las ramas de los árboles como refugio nocturno.

 

Pájaros urbanitas

 

Aunque resulta caro para muchos ayuntamientos reparar los daños que ocasionan los excrementos de estos animales, y los ruidos que generan las bandadas de estorninos son insoportables para muchos vecinos, técnicamente el fenómeno de los dormideros no puede considerarse una plaga.

 

Tal y como advierte Salvador Peris "el que los animales hayan trasladado sus lugares de descanso del campo a las ciudades se debe principalmente a que las ciudades se han convertido en lugares más habitables para ellos y donde es más sencillo encontrar alimento".

 

La temperatura de las ciudades durante la noche es, normalmente, dos o tres grados centígrados más elevada que la de los espacios rurales, teniendo en cuenta que un pájaro puede consumir entre un diez y un quince por ciento de su peso para mantenerse caliente durante la noche, el ahorro energético que experimenta su organismo es considerable.

 

Además es complicado encontrar depredadores en los espacios urbanos, incluso en los jardines y plantaciones, y a esto se une el que la mayor parte de ciudades castellanas cuentan en sus inmediaciones con explotaciones agrícolas o basureros que se convierten en una fuente de alimento casi inagotable.

 

De ahí que otros ejemplares, como las gaviotas en ciudades costeras o las cigüeñas en zonas de interior, hayan decidido a trasladar sus residencias y cada vez sean más habituales en los espacios urbanos, llegando a ser un problema en algunas ciudades como Santander o Lugo.