Environment Brazil São Paulo, São Paulo, Monday, March 18 of 2024, 09:45

El estado de la madera, la asfixia radicular y la poda drástica pueden prever las caídas de árboles

En el marco de un estudio realizado, se definieron las directrices y los roles de los distintos actores con miras a disminuir el impacto de este tipo de incidentes

AGENCIA FAPESP/DICYT – Se considera que la zona central de São Paulo, la ciudad más grande de Brasil, es un hotspot o punto crítico de caída de árboles, pues allí se concentra la mayor proporción de este tipo de incidentes de todo el municipio. Entre los principales factores asociados con este problema y que pueden emplearse como predictores se encuentran el estado de la madera, la asfixia o estrangulamiento de las raíces que ejercen las veredas y las podas drásticas.

 

Este resultado forma parte de una investigación publicada recientemente en la revista científica Urban Forestry & Urban Greening. En la misma se utilizaron como base los datos de 456 árboles que se cayeron en el área bajo jurisdicción de la Administración Regional de Sé, que abarca a ocho barrios −Sé, República, Bom Retiro, Santa Cecília, Consolação, Bela Vista, Liberdade y Cambuci– que se encuentran entre los más antiguos y verticalizados de la capital del estado de São Paulo.

 

Los investigadores consignan que en el municipio se registran anualmente alrededor de 2.000 caídas anuales de árboles urbanos, cifra en la cual no se cuentan aquellos que se encuentran en los parques públicos y en las áreas de protección ambiental. Solamente durante las lluvias que azotaron al área metropolitana durante los días 8 y 9 de enero, cuando los vientos llegaron a los 94 km/h en algunas áreas, el Cuerpo de Bomberos atendió alrededor de 250 llamadas por incidentes de este tipo. En noviembre de 2023, más de 2.000.000 de habitantes de la ciudad se quedaron sin luz, algunos de ellos durante días, debido a las roturas del tendido eléctrico provocadas por este mismo problema.

 

Con base en estos factores de pronóstico, los científicos definieron las directrices y los roles de los distintos actores con miras a minimizar el impacto de la caída de árboles, fundamentalmente de troncos y raíces, que tienen el doble de probabilidades de provocarles daños a la ciudad y a sus habitantes, y pueden incluso causar la muerte de las personas afectadas.

 

Sugieren que las autoridades locales efectúen un análisis detallado del estado de la madera de los árboles en toda la capital paulista, en tanto que el municipio y las empresas privadas encargadas de su gestión deben adoptar prácticas adecuadas de poda. Todos los implicados en el plantío –los ciudadanos, las empresas privadas y el gobierno– también deben garantizar el espacio suficiente en las aceras para el crecimiento de las raíces.

 

“Como la zona central posee características muy similares a las de otros distritos de la capital paulista, entendemos que los resultados de la investigación pueden aplicarse a toda la ciudad. Para otros municipios, dependerá de la calidad de los datos disponibles. Estimo que solamente lograremos resolver el problema de la caída de árboles en São Paulo de efectuarse un trabajo conjunto entre la academia, el gobierno y el sector privado”, dice el profesor Giuliano Locosselli, del Centro de Energía Nuclear en la Agricultura de la Universidad de São Paulo (Cena-USP).

 

Locosselli es autor corresponsal del artículo, y cuenta con el apoyo de la FAPESP (proyectos 19/08783-0 y 20/09251-0) para investigar formas de optimizar los servicios ecosistémicos de los bosques urbanos con miras a mitigar los efectos de los cambios climáticos y de la polución atmosférica. Estos servicios, que componen las soluciones basadas en la naturaleza, comprenden desde el secuestro de carbono hasta la disminución de la temperatura y de la contaminación del aire.

 

“Con árboles sanos y un buen manejo, es posible disminuir los costos en el área de la salud, por ejemplo, con los diversos beneficios que aportan las áreas verdes. Las directrices que apuntamos en el estudio ayudan y mucho en lo concerniente al plan de arbolado de São Paulo, que es bueno, pero notamos que faltan manos para llevar a cabo todo el trabajo. Es necesario encargarse del manejo adecuado, que empieza con el plantío, la elección de las especies y la definición del tamaño de los canteros en donde se los plantará, con una poda adecuada posteriormente”, complementa la profesora del área de la fisiología vegetal Aline Andréia Cavalari, de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), autora principal del trabajo.

 

Cavalari se refiere al Plan Municipal de Arbolado Urbano (PMAU), lanzado en 2020 para mejorar el manejo y crear un sistema de gestión participativa de los árboles en São Paulo. Con un plazo de dos décadas y revisiones cada cinco años, dicho plan contempla 170 acciones previstas, entre ellas la elaboración de un inventario arbóreo.

 

De acuerdo con la Secretaria Verde y de Medio Ambiente de la municipalidad paulistana, se encuentran en marcha 42 acciones del plan. “La ejecución de las directrices que se ponen de relieve en la investigación está llevándose a cabo mediante el desarrollo de nuevos procedimientos, en el marco de la implementación de las acciones previstas en el PMAU, con la adaptación de los flujos de inspección y evaluación de los árboles. El estudio se concretó en el ámbito del convenio con la Unifesp, lo que demuestra la preocupación de la Secretaria de Verde y Medio Ambiente con el tema y el esfuerzo por utilizar la fundamentación científica como directriz en la toma de decisiones”, añade el organismo público en una nota.

 

El desafío

 

Locosselli reconoce el reto que plantea el manejo de los más de 650.000 árboles existentes São Paulo y destaca que ya existe un conocimiento acumulado sobre los ejemplares arbóreos, como así también el manejo y las técnicas de mantenimiento. “Lo que falta ahora es una visión holística sobre el arbolado de la ciudad en general, con un plan de manejo que haga posible una mejora, y el monitoreo y el seguimiento constante para poder contar con un arbolado verde y sano, que produzca el máximo de servicios ecosistémicos y reduzca al mínimo los perjuicios ocasionados por las caídas. Lo importante de las investigaciones es que generen directrices holísticas que aportan a ese avance”, afirma.

 

El grupo del cual el investigador forma parte publicó otros dos estudios entre 2021 y 2022 sobre el arbolado en São Paulo. En uno de ellos se señala que la altura de los edificios en el entorno, la edad del barrio y la altura de los árboles constituyen los factores que más influyen e incrementan el riesgo de caídas. Para ello se analizaron 26.616 registros en los 96 distritos de la capital durante ocho años. Entre 2013 y 2021, la ciudad perdió alrededor de un 4 % de los 652.000 árboles existentes en el área urbana (lea más en: agencia.fapesp.br/39694).

 

El otro trabajo mostró evidencias de que las caídas de árboles en las estaciones secas están relacionadas con la falta de manejo y de condiciones adecuadas para la supervivencia de la vegetación callejera (lea más en: agencia.fapesp.br/36561).

 

El pronóstico de la caída de árboles, especialmente en el ámbito urbano, constituye un desafío en todo el mundo, pues depende de múltiples factores que comprenden el clima, las condiciones de la propia vegetación y las características del entorno. En los cañones urbanos, donde el aumento de la velocidad del viento redunda en la existencia de zonas de baja presión alrededor de las edificaciones, la estabilidad de los árboles queda en riesgo.

 

Los criterios

 

La base de informaciones de la investigación incluyó datos recabados por agrónomos en los ocho barrios del distrito de Sé entre enero de 2016 y noviembre de 2018, bajo la coordinación de la propia alcaldía. Hay allí información referente a las fechas de las caídas, las características de los lugares, las especies de árboles, los tipos de fallas, el estado de la madera, las condiciones del cuello de las raíces, los conflictos con la línea aérea y los signos de poda.

 

Son 59 especies, de las cuales en 38 se registraron hasta cuatro incidentes y en 21, cinco o más. Los investigadores explican que no llegaron a determinar una división por especies, pues contaban solamente con el número absoluto, sin un registro que hiciera posible efectuar una evaluación proporcional. El ligustro o siempreverde (Ligustrum lucidum), el palo rosa (Tipuana tipu) y el ficus (Ficus benjamina) son los tipos más comunes en la ciudad.

 

De los 456 casos analizados, el 46 % corresponde a la caída de ramas y ramificaciones, el 33 % se refiere a las raíces y un 21 % a los troncos. Las caídas de ramas contrastan con estudios anteriores, en los cuales predominaban los problemas en los troncos y en las raíces. Sin embargo, los investigadores apuntan que esto puede estar relacionado con el hecho de que solo recientemente este apartado pasó a considerarse como un potencial problema. Al efectuar un cruzamiento de los datos mediante el uso de inteligencia artificial, el grupo arribó a los tres factores predictivos: el estado de la madera, las constricciones del cuello de la raíz y la poda.

 

Para el estado de la madera, se tuvieron en cuenta la descomposición por hongos, la presencia de insectos que se alimentan de madera (xilófagos), tales como barrenadores y termitas, y la presencia de cavidades en los troncos. Con base en ello, los árboles quedaron divididos en sanos, con alguna degradación (con signos precoces de descomposición, como la descoloración o la alteración de color) y con alta degradación (con signos avanzados de deterioro y alteraciones en su textura y en su estructura y cavidades significativas).

 

Con relación al cuello de las raíces, el análisis comprendió posibles estrangulamientos como consecuencia de un suelo compactado, del pavimento y de la presencia de cajas −normalmente de cemento− erguidas alrededor de los árboles. En tanto, para las podas se analizaron cuatro tipos: la elevación (empleada para dejarles espacio a los transeúntes), el achicamiento (que disminuye la altura del árbol), la forma de V (para aumentar la distancia existente entre las ramas y los cables eléctricos) y el topping o desmochado (la merma significativa de la cantidad de ramas gruesas), con las dos últimas consideradas como las más drásticas.

 

La mayoría de los árboles que perdieron ramas no exhibían signos claros de degradación de la madera, mientras que más del 40 % de los “ejemplares arbóreos” sujetos a problemas en sus troncos o en sus raíces presentaban signos de baja o alta degradación. Alrededor del 14 % de los incidentes de caída de las raíces y un 11 % de los de caída de troncos mostraron signos de constricción.

 

Un trabajo conjunto

 

La investigación se llevó a cabo en el marco de una colaboración entre la USP, la Unifesp, el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (el IPT, vinculado a la Secretaría de Desarrollo Económico del Estado de São Paulo) y la Municipalidad de São Paulo. “Es sumamente importante trabajar en forma propositiva para resolver esto. Se hace necesario identificar quiénes son los actores y cuáles son los problemas y actuar juntos: la academia, el gobierno y los profesionales de la primera línea. Más que definir directrices de gestión, los resultados de este estudio presionan a las autoridades, a las empresas privadas y a los ciudadanos en pos de un cambio en la cultura de prácticas perjudiciales que ponen en riesgo los beneficios que aportan los árboles de la ciudad”, sostiene Locosselli.

 

En tal sentido, Cavalari pone de relieve la existencia de la carrera de especialización en arbolado urbano creada en la Unifesp en colaboración con la alcaldía para capacitar inicialmente al personal de la Secretaría de Verde y Medio Ambiente de la Municipalidad de São Paulo.

 

Actualmente, se encuentra cursando la quinta cohorte de dicha carrera, que cuenta con integrantes de empresas tercerizadas, prestadoras de servicios y personal de otros municipios. “El proyecto ha venido generando buenos frutos. Las alcaldías han concretado mapeos de datos, y la academia está compilando y aportando estudios con resultados que generan un mejor arbolado.”