El Centro del Cáncer participa en la identificación de una diana contra un tipo de sordera neurosensorial
AMR/DICYT Un equipo multidisciplinar de investigadores, con participación de personal del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, ha identificado una región para hacer posibles dianas terapéuticas contra un tipo de sordera neurosensorial, la asociada al déficit en el organismo del factor de crecimiento similar a la insulina tipo I (IGF-I). Se trata de una enfermedad rara que causa, además de sordera neurosensorial profunda, microcefalia, infertilidad, retraso mental y enanismo. El trabajo, cuyas conclusiones aparecen publicadas en el último número de PLoS ONE, también abre nuevas posibilidades de investigación en otras patologías raras relacionadas con niveles bajos de este factor de crecimiento.
La investigación ha sido dirigida por la investigadora Isabel Nieto, profesora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y jefa de grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (Ciberer). Valera-Nieto, que trabaja en el Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols (centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid), ha contado con la colaboración del laboratorio dirigido por José Manuel García Pichel en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (centro de titularidad compartida entre el CSIC y la Universidad de Salamanca) y de la Universidad de Sheffield (Reino Unido).
El trabajo ha estudiado los perfiles de expresión de la cóclea, conducto en espiral situado en el oído interno de todos los mamíferos, de un ratón deficiente en IGF-I mediante la técnica de microarrays de ADN. Los análisis han permitido identificar, por vez primera, el papel protagonista de dos factores de transcripción, denominados MEF2 y FoxM1, en el desarrollo del oído. Se trata de dos factores de transcripción asociados con el control del ciclo celular y la diferenciación de precursores neurales.
Los resultados pueden ayudar a conocer más sobre las bases genéticas y moleculares de la sordera neurosensorial asociada al déficit en IGF-I, pero también puede contribuir en la investigación de otras patologías que cursan con niveles bajos de IGF-I y que comparten características similares. Es el caso del síndrome de Laron, una patología que impide a sus afectados desarrollar una altura normal. “En concreto, la identificación de dianas específicas del IGF-I abre nuevas posibilidades de investigación en biomarcadores y en dianas terapéuticas de las patologías asociadas al déficit en este factor”, concluye Valera-Nieto.