Descubierta una proteína que acelera la eliminación de células enfermas
CSIC/DICYT Los organismos multicelulares eliminan sus células muertas mediante un proceso denominado fagocitosis. La célula moribunda envía una señal a una célula vecina para que se la coma, con lo que se consigue mantener el tejido en estado óptimo. Una investigación internacional en la que han participado el científico del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (CIC) Sergio Moreno y otros expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha identificado una proteína que regula este mecanismo y permite además, si se bloquea su función, la eliminación de células enfermas. Este estudio ha sido publicado en la edición digital de la revista científica Nature Cell Biology.
“Esta especie de suicidio celular asistido recibe el nombre de ruta de la apoptosis. En los invertebrados, como el gusano Caenorhabditis elegans, sobre el que se ha realizado el estudio, la célula que come va envolviendo a la muerta hasta introducirla en su interior y después digerirla, como una boa que se come a su presa. Sin embargo, en este caso la célula moribunda es la que le pide a la célula sana, mediante una señal que reproduce en su exterior, que acabe con ella”, explica Juan Cabello, que inició esta investigación en el CSIC y en la actualidad se encuentra en Centro de Investigación Biomédica de La Rioja.
En el caso de los vertebrados, el proceso de la apoptosis o muerte celular programada es distinto que en el gusano del estudio, ya que la célula muerta se divide para facilitar su absorción. Sin embargo, la base molecular se comporta de la misma manera. “El organismo busca siempre un equilibrio. Hay rutas que favorecen la fagocitosis y otras que la impiden”, añade Cabello. En todo este proceso, la proteína SRGP‐1, actúa como interruptor.
“Si se inhibe la acción de esta proteína, la señal se prolonga y se fagocitan también células dañadas que normalmente no se eliminan, con lo que se mantienen únicamente las sanas”, añade investigador del CSIC Sergio Moreno, investigador del Centro del Cáncer de Salamanca.
Según los científicos, los resultados de la investigación permiten entender mejor algunos aspectos del desarrollo embrionario y abren nuevas expectativas de cara a posibles tratamientos antitumorales.