Salud Argentina , Córdoba, Martes, 06 de abril de 2010 a las 18:44

Desarrollan un método de biología molecular para detectar virus de VIH y Hepatitis C

Una científica de la Universidad Nacional de Córdoba desarrolla un método directo que permite identificar estos patógenos virales en el plasma humano

UNC/DICYT El éxito del método radica en una secuencia de ADN que la investigadora, Mariana Núñez, científica del Centro de Química Aplicada de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) en Argentina, diseñó a medida para encontrar regiones conservadas del genoma de esos virus por técnicas de biología molecular, y que permite amplificar el material genético de esos agentes infecciosos hasta hacerlos visibles a través de un equipo especial.

 

Los análisis serológicos tradicionales que se practican para determinar si una persona está infectada con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o Hepatitis C, son indirectos. No detectan a los agentes patógenos por sí mismos, sino a los anticuerpos que genera el sistema inmunológico del organismo infectado como defensa. El tiempo que demoran éstos en aparecer varía entre tres y doce semanas, pero está comúnmente aceptado que estos anticuerpos pueden ser reconocidos con certeza entre 45 y 50 días posteriores al contagio. Durante ese “período de ventana”, los estudios convencionales brindarán resultados negativos, aunque la sangre de la persona portadora podrá contagiar mediante transfusiones sanguíneas o relaciones sexuales en las que no se utilicen métodos profilácticos.

 

¿Cómo saber, entonces, si un donante no se encuentra en ese período de ventana al momento de someterse a una extracción de sangre? La respuesta viene de la mano de la biología molecular, una disciplina que estudia la estructura, función y composición de las moléculas biológicamente importantes. En este caso, la molécula analizada es el ácido ribonucleico (ARN), constituyente del material genético de los virus HIV y Hepatitis C.

 

La principal ventaja de este nuevo método radica en su especificidad, ya que reconoce secuencias de ARN propias de los virus de HIV y Hepatitis C, y en su mayor sensibilidad, lo que permite reducir el período de ventana a sólo 11 días. La técnica en cuestión se denomina “retrovirus” (transcriptasa reversa acoplada a la reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real) (RT/RT-PCR, por sus siglas en inglés) y es el proceso en el que durante casi dos años trabajó para optimizar y poner a punto Mariana Núñez, coordinadora del Área Química Molecular del Centro de Química Aplicada (CEQUIMAP) de la Facultad de Ciencias Químicas. El diagnóstico que resulta del método es inequívoco, porque se detecta el material genético de los virus y, desde noviembre de 2008, se aplica a todas las extracciones que realiza el Banco de Sangre de la Universidad Nacional de Córdoba.

 

En términos generales, el proceso consiste en multiplicar exponencialmente el material genético de los virus -si es que están presentes en la muestra analizada- hasta hacerlos “visibles” mediante un equipamiento específico. El método posee una estricta serie de pasos, pero la clave de su éxito radica en la secuencia de ADN que posibilita y sirve de molde para su amplificación y detección. Precisamente, es esta secuencia de ADN la que diseñó a medida la investigadora del Cequimap, utilizando información de los genomas de cepas de VIH y Hepatitis C aisladas en Argentina.

 

La metodología fue desarrollada a partir de un convenio con el Instituto de Hematología y Hemoterapia (IHH) de la UNC. El Banco de Sangre de esta Casa de Estudios la aplica desde noviembre de 2008, en forma complementaria a los estudios serológicos tradicionales que fija la legislación sobre las normas de medicina transfusional. Su inclusión apunta a asegurar la calidad de la sangre disponible en esa dependencia sanitaria; y mediante esta técnica, el Cequimap analiza aproximadamente unas 600 muestras sanguíneas mensuales remitidas por el IHH.

 

El abecé del material genético

 

El ADN (ácido desoxirribonucleico) es la información genética básica que se transmite de una generación a otra y que codifica los datos necesarios para la síntesis de proteínas indispensables para el funcionamiento de la célula o partícula viral. Está conformado por combinaciones de cuatro bases nitrogenadas denominadas “nucleótidos”: adenina (A), timina (T), guanina (G) y citosina (C), unidas en dos ejes de azúcar-fosfato. Como polos opuestos de un imán, la adenina siempre estará apareada a la timina y la guanina a la citosina, y viceversa (en combinaciones A-T, T-A, C-G y G-C). Gráficamente, una molécula de ADN es representada como una doble hélice, es decir, como una escalera caracol, cuyos peldaños se mantienen unidos por dos cadenas o hebras en sus extremos. En este modelo, los escalones son las uniones A-T, T-A, C-G y G-C, mientras que las hebras son ejes de azúcar-fosfato que funcionan como un esqueleto.

 

Sin embargo, en algunos virus -como VIH y Hepatitis C- el material genético que se encuentra en moléculas de ARN, también está compuesto por cuatro bases nitrogenadas: adenina (A), uracilo (U), guanina (G) y citosina (C). Estos virus se conocen como retrovirus; el nombre hace referencia a que poseen un modo inverso de replicar el ácido nucleico. Es decir, a partir de ARN sintetizan el ADN vírico que sirve de molde para obtener múltiples copias de ARN viral. Esta reacción es catalizada por la enzima denominada transcriptasa reversa.