Ciencias Sociales España Zamora, Zamora, Viernes, 29 de enero de 2010 a las 17:42

“Corrales del Vino es una mina de fósiles, un clásico de la paleontología”

Luis Alonso Santiago, uno de los descubridores del Duerosuchus piscator, destaca la cantidad de fósiles que hay en la localidad zamorana

IBS/DICYT Luis Alonso Santiago ha sido el descubridor, junto con su padre, Luis Alonso Andrés de una nueva especie de cocodrilo, el Duerosuchus piscator, en el municipio zamorano de Corrales del Vino, “que es una mina de fósiles, un clásico de la paleontología por los lentejones arenosos que hay cerca y en los que se pueden encontrar fósiles de muchos animales, como este cocodrilo, que vivieron hace más de 40 millones de años, en el Eoceno”, explica Alonso Santiago.

 

El hallazgo de los restos fósiles del cocodrilo es el último de varios que padre e hijo han encontrado en las proximidades de Corrales, como tortugas “allaeochelys” o la reconstrucción de los peces “vixperca corrochanis”. Todos estos fósiles se exponen en la Sala de las Tortugas de la Universidad de Salamanca, con quien Luis Alonso Santiago y Luis Alonso Andrés llevan colaborando desde hace más de veinte años. “Mi padre empezó a colaborar con Emiliano Jiménez Fuentes (responsable de la Sala de las Tortugas) en excavaciones en la provincia de Zamora y también en Salamanca y luego me sumé yo, porque siempre me ha apasionado la paleontología”, recuerda Alonso Santiago.

 

El entorno de Corrales no es el único en el que estos dos aficionados a la paleontología han encontrado fósiles, también en Monfarracinos, Gema o Casaseca. “Hemos buscado mucho en la provincia de Zamora porque somos de aquí y es lo que teníamos más cerca”, comenta Alonso Santiago, quien señala entre risas que “la gente no se cree que en Corrales hubiese cocodrilos, pero los fósiles no dejan lugar a dudas”. Aunque es abogado de profesión, Luis Alonso Santiago es un apasionado de la paleontología, “es una afición en la que hemos ido avanzando mucho, pero es muy compleja y requiere de una especialización, que nosotros la hemos buscado en lo que teníamos más cerca, por eso la mayoría de estos fósiles pertenecen al Eoceno medio”.

 

Mientras Luis Alonso Santiago junto a su padre estudiaban y analizaban unos sedimentos en busca de fósiles de tortugas, “encontramos de casualidad los fósiles de la nueva especie de cocodrilo, que era muy raro de encontrar y por eso no ha aparecido hasta ahora”. Alonso Santiago no duda en reconocer que el hallazgo del Duerosuchus piscator “es el que más trascendencia tiene, porque aporta conocimientos sobre la evolución del cocodrilo en esta época dentro del ecosistema de la cuenca del Duero, porque en ese momento no había mamíferos carnívoros”. Hasta ahora solo se conocían tres de los tipos de cocodrilo que habitaban esta zona, pero se sabía que había uno más, “que ocupaba lo alto del ecosistema, un cocodrilo de hábitat fluvial”.

 

Alonso Santiago y su padre siguen desarrollando su afición a la paleontología y, a corto plazo, están trabajando en un hueso de otro cocodrilo, este terrestre, el “Iberosuchus”, porque han encontrado marcas de dentelladas en dicho hueso, “que podría probar un caso de canibalismo, pero aún no sabemos nada y es pronto para aventurarse a afirmar una conclusión, porque hay que demostrar que la dentellada es de otro cocodrilo y eso va a ser complicado”, explica Luis Alonso Santiago.

 

La paleontología “requiere de mucha paciencia, porque es un proceso muy lento y muy delicado, en el que cuando se encuentra un fósil hay que endurecerlo con acrílicos para evitar que se destruya, después la documentación…” comenta este aficionado quien, sin embargo, asegura que, junto a su padre, seguirán buscando e investigando, “porque la motivación es muy grande, saber que puedes cubrir una laguna en lo que se conoce de la fauna de una época es de gran importancia, por el placer de aportar conocimiento científico, y eso compensa el esfuerzo hasta llegar a un fósil”, concluye Alonso Santiago.