Medio Ambiente Brasil São Paulo, São Paulo, Jueves, 12 de noviembre de 2020 a las 11:15

¿Cómo impacta el declive de las poblaciones de mamíferos en el neotrópico?

La defaunación puede comprometer más del 40% de los servicios ambientales que prestan estos animales, entre ellos el ecoturismo, el control de enfermedades y la formación de suelos. El efecto es mayor entre las especies de gran tamaño

AGENCIA FAPESP/DICYT – Un grupo de científicos encabezado por el ecólogo Juliano André Bogoni, de la Universidad de São Paulo (USP) en Brasil, acaba de publicar dos artículos que revelan la intensidad de la defaunación de mamíferos en la región neotropical del planeta –el área que comprende América Central, todas las islas del Caribe y América del Sur– y sus efectos deletéreos más importantes.

 

En el primer estudio, publicado en el mes de agosto pasado en la Ecosystem Services, los investigadores señalan que la extinción de mamíferos afecta a más del 40% de los servicios ambientales que prestan estos animales, tales como el suministro de proteína animal para las poblaciones tradicionales y el control de enfermedades, por ejemplo. Así y todo, los mamíferos de pequeño porte cuentan con reservas alternativas, pues distintas especies brindan el mismo servicio.

 

En el segundo trabajo, que salió publicado en el mes de septiembre en Scientific Reports, el grupo cuantificó en un 56% a la defaunación de grandes y medianos mamíferos en el neotrópico, y propuso un nuevo Índice de Presión de Caza (IPC), que indica la vulnerabilidad de una determinada área a la práctica de la caza ilegal con base en factores que inhiben e incentivan dicha actividad. Esta investigación revela también que los mamíferos que restaron son los menores.

 

Según Bogoni, el resultado del primer artículo fue un tanto sorprendente para el equipo. “Nos dimos cuenta de que, si bien los mamíferos están declinando de manera muy rápida en el neotrópico, aún existen reservas alternativas: cuando falta una especie, otra aporta los servicios. Pero esto no sucede con todas ellas. Hay familias, y la Cricetidae (las ratas) constituye un ejemplo, en las cuales encontramos en ocasiones 30 especies dentro de un género y casi un centenar de especies en ‘grupos hermanos’, que son las de géneros muy relacionados evolutivamente y morfológicamente. En otras palabras, existen muchas especies que se superponen en el grupo de los pequeños mamíferos y de los mamíferos voladores [los murciélagos]. Si nos hubiésemos concentrado en los mamíferos medianos y grandes, la declinación de los servicios habría sido mucho mayor.”

 

Los predadores de la cima de la cadena alimentaria constituyen buenos ejemplos de la falta de superposición. “En ese caso, existe una sola reserva alternativa. El yaguareté y el puma, por ejemplo. Cuando se pierde uno, sobra el otro únicamente, y eso en caso de que coexistan en el mismo lugar, cosa que muchas veces no sucede. Es entonces cuando la pérdida de una especie implica la pérdida de los servicios.”

 

Bogoni lleva adelante un posdoctorado de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo (ESALQ-USP), y actualmente desarrolla sus estudios en la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido, con una Beca de Pasantía de Investigación en el Exterior (BEPE, en portugués) concedida por la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo - FAPESP.

 

Para definir la metodología, los científicos simularon dos macroescenarios de defaunación: estocásticos (como si todos los grupos de mamíferos declinasen de igual modo) y determinísticos (cuando alguna característica del ambiente o del propio grupo determina la defaunación). “El escenario determinístico es la ‘vida real’: es lo que está ocurriendo ahora. Pero como yo no sabía cuáles eran los grupos más castigados, pues no habíamos publicado aún el segundo trabajo, también simulé el escenario estocástico, para poder comparar.”

 

Los servicios afectados

 

El equipo de científicos dividió los servicios que prestan los mamíferos en cuatro grandes grupos: provisión (lo que incluye proteína animal para poblaciones tradicionales, la inutilización y la dispersión de semillas, como así también sus respectivas capacidades de afectar a la dinámica de regeneración de los bosques y de los recursos madereros, y recursos genéticos); regulación (lo que comprende a la regulación climática, al control de enfermedades y pestes, al control biológico, a la recuperación de desastres naturales y a la polinización); culturales (ecoturismo, identidad etnocultural, estética y educación), y soporte (formación de suelo, ciclo de nutrientes, producción de oxígeno y productividad primaria).

 

Los principales servicios ecosistémicos afectados en los distintos escenarios de defaunación fueron el ecoturismo (43,4%), la formación del suelo (39,8%), el control de enfermedades (39,6%), la adquisición de proteínas para la subsistencia (38,0%) y la identidad etnocultural (37,3%), cuyas pérdidas bajo el régimen de defaunación determinística variaron de un 38,9% a un 53,0% en comparación con la línea de base. En el escenario determinístico específicamente, los principales servicios bajo impacto entre los diferentes regímenes de defaunación (ecoturismo, formación del suelo, control de enfermedades y adquisición de proteínas para los pueblos tradicionales) registraron una disminución superior al 40%.

 

De acuerdo con Bogoni, algunos servicios, como en el caso de la identidad etnocultural, pueden declinar muy rápidamente. “Las personas se reflejan comúnmente en los predadores de la cima o en animales que posean alguna característica ecomorfológica muy aflorada. Una rata tal vez nunca sea objeto de una identidad etnocultural, pero un yaguareté sí, pues puebla el imaginario de la gente desde los tiempos precolombinos. Otro ejemplo de declinación severo de servicios es el suministro de proteína animal para los pueblos tradicionales, que es la caza para la subsistencia. Es un servicio que no cuenta con muchas reservas alternativas, y fue uno de los que más declinaron. Cuanto menores sean las reservas alternativas, mayor será la posibilidad de que el servicio decline o incluso desaparezca.”

 

El ecólogo realizó una vasta revisión de la literatura en busca de artículos que hicieran referencia a servicios que prestan los mamíferos de acuerdo con criterios ecomorfológicos, es decir, relacionados con cómo se comportan y como son. “Resulta delicado establecer eso porque es algo putativo: predeterminamos que cierto animal presta ciertos servicios de acuerdo con algunas características que posee. El input se basó en la literatura y en criterios tales como el tamaño del cuerpo, la dieta, etc. Para evitar sesgar las atribuciones del animal, consultamos a otros ocho expertos en mastozoología para recabar sus opiniones. La diferencia promedio entre nuestras atribuciones y las de los otros especialistas fue del 3%. Es decir: la atribución del servicio, aunque es presumible, es muy confiable.”

 

Esta metodología abarca datos sobre 1.153 especies de mamíferos distribuidas en 2.427 asambleas (grupos de especies con historias evolutivas relacionadas dentro de una determinada comunidad) en alrededor de 20,4 millones de kilómetros cuadrados (km2) de Latinoamérica. Entre la concepción del trabajo y la elaboración del banco de datos para la ejecución de los análisis, Bogoni cuenta entre seis y siete meses.

 

La pérdida de hábitats versus la caza

 

En el segundo artículo, los científicos abordan la intensidad de la defaunación y la presión que ejerce la caza sobre los grandes mamíferos en el neotrópico. “Con base en datos actuales de la defaunación que vengo compilando desde 2015 y números de la International Union for Conservation of Nature [IUCN], que suministran una distribución aproximada de los mamíferos en polígonos predeterminados, asumimos que esos polígonos constituirían la distribución de los animales en la América precolonial, y efectuamos la comparación. Hice análisis para 1.029 asambleas”.

 

El investigador aclara que el equipo aplicó un abordaje matemático denominado matriz de confusión para operar con los falsos negativos, es decir, cuando el animal presumiblemente aún está presente pero no se lo ha registrado en el banco de datos moderno. “Al aplicar esta matriz para ‘corregir’ posibles falsos negativos, nuestros datos muestran una defaunación del 56,5%. Los índices más severos de defaunación aparecen en América Central, en el bioma Caatinga, que es el chaparral semiárido del nordeste brasileño, y en la parte norte de América del Sur.”

 

Y advierte acerca del resultado más importante del trabajo: “las asambleas fueron miniaturizadas. En la distribución de los datos por asamblea, en el 95% de los casos los animales deberían pesar, de acuerdo con la media histórica, alrededor de 14 kilos (kg), pero ahora pesan tan solo 4 kg. Es decir: quedaron los animales menores. Además de su penetración propagada, la defaunación recae más sobre los grupos de gran porte, probablemente afectada en forma primaria por la pérdida de hábitat y acentuada por la caza.”

 

Bogoni y los colegas también propusieron el nuevo Índice de Presión de Caza (IPC), con base en factores que inhiben e incentivan la práctica. “En esta metodología listamos varios de ellos. Por ejemplo, la latitud: a medida que la latitud disminuye, más cerca del ecuador, es decir, más especies, más biomasa y más productividad, la probabilidad de cazar allí es mayor que en los extremos, donde solamente hay animales pequeños y raros en el espacio. El mismo razonamiento vale para la altura: cuanto mayor es la altura, menos presas y menores probabilidades de caza. Consideramos otros factores, tales como existencia de luminosidad artificial o la relación entre la productividad primaria y la biomasa vegetal. Los ambientes con alta productividad y baja biomasa vegetal probablemente son pasturas, y se hay ganado, hay proteína animal, y no es necesario cazar”, explica.

 

Los resultados muestran valores relativamente altos de IPC para una vasta parte de la región neotropical: aproximadamente 17 millones de km2, que incluyen en gran medida a la Amazonia, al Cerrado (la sabana del Brasil Central), a la Caatinga y regiones de la Patagonia (el semiárido del sur argentino). “Estamos intentando entender qué pesa más en la defaunación, si es la pérdida de hábitat o la caza. Por ahora, todos los trabajos muestran que es un efecto sinérgico, pero pretendemos entender esto por separado, para que las estrategias de conservación contemplen esos matices”, adelanta Bogoni.

 

 

Referencias
Puede leerse el artículo titulado Effects of mammal defaunation on natural ecosystem services and human well being throughout the entire Neotropical realm en el siguiente enlace: www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S2212041620301157?via%3Dihub.

Para leer el estudio titulado Extent, intensity and drivers of mammal defaunation: a continental-scale analysis across the Neotropics, ingrese a este vínculo: www.nature.com/articles/s41598-020-72010-w.