Social Sciences Brazil São Paulo, São Paulo, Thursday, August 24 of 2023, 09:37

El ADN de Luzio, que vivió en São Paulo hace 10.000 años, es amerindio como el de los actuales indígenas

La morfología craneal se asemeja a la de Luzia, el fósil humano más antiguo de América del Sur, por eso los científicos creían que podría haber pertenecido a una población biológicamente distinta a la de los indígenas actuales

AGENCIA FAPESP/DICYT – Un estudio publicado el pasado 31 de julio en la revista Nature Ecology & Evolution revela que Luzio, el esqueleto humano más antiguo identificado en el estado de São Paulo, en Brasil, desciende de la misma población ancestral que pobló América hace 16.000 años y que dio origen a todas las poblaciones indígenas actuales, como la de los tupíes. La referida investigación, en la cual se compiló el mayor conjunto de datos genómicos arqueológicos brasileños, ayuda también a develar cómo desaparecieron las comunidades más antiguas del litoral, responsables de la construcción de los concheros o sambaquíes, enormes montículos de conchas y huesos de pescado erigidos intencionalmente en la costa brasileña y utilizados como viviendas, cementerios y para la demarcación territorial, que constituyen íconos de la arqueología nacional.

 

“Después de las civilizaciones andinas, las poblaciones de los sambaquíes de la costa atlántica brasileña constituyen el fenómeno humano de mayor densidad demográfica de la América del Sur precolonial”, afirma André Menezes Strauss, arqueólogo del Museo de Arqueología y Etnología (MAE) de la Universidad de São Paulo e investigador sénior del estudio, cuyo autor principal es el investigador Tiago Ferraz. “Esos pueblos fueron ‘los reyes de la costa’ durante miles y miles de años, y desaparecieron repentinamente hace alrededor de 2.000 años.”

 

El estudio, apoyado por la FAPESP (proyectos 17/16451-2 y 20/06527-4) y realizado en colaboración con investigadores del Senckenberg Centre for Human Evolution and Palaeoenvironment, de la Universidad de Tubinga (Alemania), se basó en la extracción del genoma de 34 muestras de cuatro regiones de la costa este de Brasil con hasta 10 mil años de edad, entre material proveniente de sambaquíes y otros fósiles de los sitios Cabeçuda, Capelinha, Cubatão, Limão, Jabuticabeira II, Palmeiras Xingu, Pedra do Alexandre y Vau Una.

 

Entre este material se encuentra Luzio, el esqueleto más antiguo de São Paulo, hallado en la zona conocida como Vale do Rio Ribeira de Iguape por el equipo de Levy Figuti, docente del MAE-USP, en el sambaquí ribereño de Capelinha. Por su morfología craneal similar a la de Luzia (el fósil humano más antiguo de América del Sur, con alrededor de 13 mil años), los científicos estimaban que podría haber pertenecido a una población biológicamente distinta a la de los indígenas actuales (amerindios), que habrían ocupado Brasil hace alrededor de 14 mil años. Pero no es el caso.

 

“La genética muestra que Luzio es un amerindio, al igual que un tupí, un quechua o un cheroqui”, afirma Menezes Strauss. “Esto no quiere decir que sean iguales, sino que, desde una perspectiva global, todos derivan de una misma oleada migratoria que llegó a América hace a lo sumo 16 mil años y que, de haber habido otra población acá 30 mil años atrás, la misma no dejó descendientes entre esos grupos.”

 

El ADN de Luzio despejó a su vez otra duda: al considerárselo un habitante de un sambaquí fluvial, no es similar a los ejemplares de la costa y, por ende, no puede considerárselo como un antepasado directo de los habitantes de los grandes sambaquíes clásicos que aparecieron después. Este descubrimiento indica que hubo tempranamente dos desplazamientos distintos, con un grupo haciéndolo por el interior y el otro por la costa.

 

 

¿Qué sucedió con los pueblos de los sambaquíes?

 

El material genético extraído revela la existencia de comunidades heterogéneas que, pese a compartir similitudes culturales, no constituían una misma población desde el punto de vista biológico. Había diferencias, fundamentalmente entre los grupos de la costa sur y los de la costa sudeste.

 

“Estudios realizados en la década de 2000 con morfología craneal ya apuntaban una sutil diferencia entre esas comunidades, y ahora los datos genéticos aportan esta confirmación”, dice Menezes Strauss. “Detectamos que una de las causas de ello reside en el hecho de que esas poblaciones costeras no se encontraban aisladas en la costa, sino que ‘intercambiaban genes’ con otras del interior, y en el transcurso de miles de años ese proceso habría contribuido para establecer las diferenciaciones regionales de los pueblos de los sambaquíes.”

 

Sobre el misterio de la desaparición de esta civilización costera compuesta por los primeros cazadores-recolectores del Holoceno, las muestras de ADN son claras: a diferencia de lo que sucedió en el Neolítico europeo, cuando hubo un proceso de reemplazo poblacional total, lo que acaeció acá fue un cambio de prácticas, con la declinación de la construcción de sambaquíes con conchas y la introducción de la cerámica entre los propios pueblos. Sucede que el material genético hallado en el sitio más emblemático de la época, Galheta IV, situado en el estado de Santa Catarina, que ya no exhibe restos de conchas sino de cerámica, es similar al encontrado en los sambaquíes clásicos.

 

“Esta información es compatible con un estudio del año 2014 en el cual que se analizaron las cerámicas de los sambaquíes y se constató que las mismas no se utilizaban para cocinar vegetales domesticados sino pescados, es decir que lo que hubo fue una apropiación de una tecnología del interior para procesar alimentos que ya existían históricamente ahí”, explica Menezes Strauss.