Medio Ambiente México , México, Miércoles, 03 de agosto de 2022 a las 10:01
COLUMNA | SOMOS MAMÍFEROS

¿Hay huesos sexuales?

Varias especies de mamíferos tienen huesos asociados a sus órganos sexuales y su función es primordialmente sexual

Alina Gabriela Monroy-Gamboa y Sergio Ticul Álvarez-Castañeda/CIBNOR/DICYT El número de huesos entre las diferentes especies de mamíferos varía un poco y está próximo a los 200, en el caso específico del humano se consideran 206. La variación del número de huesos es principalmente por la presencia o ausencia de la cola, el número de dígitos en las extremidades y en el caso de los murciélagos porque se fusionan los huesos del cráneo para presentar menor resistencia aerodinámica, fenómeno similar al que suceder en las aves.


Los huesos se pueden dividir en dos grupos, los esqueléticos y los extraesqueléticos, a estos últimos se les considera como los que no están en articulación directa con el esqueleto en conjunto. Un ejemplo de ellos, es uno de los productos más extraños y maravillosos de la evolución, los huesos sexuales. Por extraño que parezca, existen huesos asociados a las estructuras sexuales de machos y hembras. Se encuentran en los dos sexos porque el clítoris de las hembras y el pene del macho son dos estructuras anatómicas con el mismo origen, pero que se modifican en forma y tamaño dependiendo del sexo biológico que el feto desarrolle.


Varias, pero no todas, las especies de los grupos de insectívoros (musarañas y topos), roedores (ratones, ratas y afines), carnívoros (perros, gatos, etc.), quirópteros (murciélagos) y primates (monos en general y el humano) tienen huesos en sus miembros sexuales. El pene o falo, , posee un hueso llamado propiamente báculo o peneano u os penis y en el clítoris se llama baubellum u os clítoris. El tamaño del os clítoris por lo general es muy pequeño, en ocasiones de unos pocos milímetros, pero en el caso del báculo puede ser desde milímetros hasta 60 centímetros, como es el caso de las morsas.


El os penis presenta una gran variación en formas, tamaños y estructuras que lo constituyen. La variación en muchas ocasiones ocurre entre especies que morfológicamente son muy similares y que a simple vista pueden confundirse como la misma especie, es por ello que en estudios de taxonomía (ciencia que clasifica a los organismos) para algunos grupos es necesario ver este hueso para poder identificar a las especies. Un caso es el de las ardillas de nueve franjas, como las protagonizadas por “Chip y Dale” en las caricaturas. Estas ardillas son morfológicamente muy similares y de manera externa y por características óseas es prácticamente imposible diferenciar entre especies, pero el estudio del os penis ha demostrado un complicado patrón de estructuras diferentes entre especies en el os penis y os clítoris. Esta diferenciación llevó al planteamiento de la teoría de las llaves y cerraduras, donde los machos de una especie tienen una llave que solamente puede abrir la cerradura de las hembras de su especie, permitiendo la permanencia de la separación entre especies similares y dificulta la hibridización.


El báculo es la estructura del macho que mantiene en posición al falo para poder realizar el coito. Se puede considerar que para la realización del coito debe de existir una estructura que le de firmeza al falo. En los mamíferos se ha resuelto principalmente de dos formas. La primera es tener una estructura rígida que permita el proceso de cópula, como es la presencia de un hueso como el báculo y la segunda es tener un sistema hidráulico que a través de presión de sangre le brinde turgencia. Esta diferencia se ve reflejada en que las especies con báculo no presentan erección o es muy poco notoria, es decir, el pene y el clítoris no cambian de tamaño porque tienen una estructura de soporte. Por movimientos musculares que se retira el prepucio para proceder al coito. En cambio, las especies que tienen ausencia de báculo deben producir una turgencia que le proporcione firmeza al falo y por consiguiente se observa un incremento de tamaño.


El caso de los perros, entre otras especies es muy particular y excepcional. Esto se debe a que los perros sí presentan un proceso de turgencia en el falo aunque tienen un báculo muy desrrollado, pero a diferencia de la mayoría, en este caso se da en el momento de inseminar. El aumento en la turgencia hace lo que se ha llamado como “abotonar”, proceso por el cual el macho y la hembra quedan unidos por un periodo de tiempo. La razón por la cual se considera que sucede esto, es que este tiempo es el necesario para que el esperma de ese macho al menos fecunde uno de los óvulos de la hembra, debido a que la ovulación es diferencial en tiempo y como en otras especies cada uno de los óvulos puede ser fecundado por un macho diferente. Por lo que una hembra en una camada tiene la más alta diversidad genética en sus crías de manera que pueda sobrevivir la mejor adaptada.


El Homo sapiens es otro caso de excepción entre los primates, debido a que es prácticamente el único que no tiene báculo en el falo. Los grandes simios como el orangután, gorila y chimpancé, considerados como homínidos presentan báculo, pero es proporcionalmente pequeño en comparación con los demás monos. Una de las posibles causas de la disminución y desaparición de este hueso es que son especies que han tendido a desplazarse en dos patas, los que ha provocado un cambio anatómico en varias de las estructuras óseas del cuerpo. Si aún presentaran báculo, implicaría que el falo tuviera un tamaño mínimo mayor al actual, lo que representaría una limitante física en el momento de desplazarse a velocidad.


Existen estructuras diferenciales en los órganos reproductores de las diverentes especies de mamíferos, que contribuyen a una mejor fertilización y mayor flujo genético entre las poblaciones, que asegurarán la supervivencia de la especie.

 

 

Autores
Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S. C. Instituto Politécnico Nacional 195, CP. 23205, La Paz, Baja California Sur, México. Email beu_ribetzin@hotmail.com (AGM-G), sticul@cibnor.mx (STA-C).