Alimentación Ecuador , Ecuador, Lunes, 22 de julio de 2019 a las 07:53

El fréjol, una investigación desde la lúdica y los juegos de países andinos

Un libro rescata la memoria histórica a través de la práctica de juegos con fréjoles en tres países andinos

Sofía Cabrera/DICYT Daniel Debouck, botánico belga, es reconocido por desarrollar la colección más grande de fréjol (Phaseolus), con 38.000 variedades, actualmente guardadas en los laboratorios del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), Palmira, Colombia.

 

Cuando viajó a América para encargarse de un programa de mejoramiento de las variedades del fréjol, se dio cuenta que la población mundial desconoce el potencial agrícola que hay en el trópico americano, y lo más lamentable, lo está perdiendo. “Cuando empecé este camino, creí divertido investigar y potenciar el fréjol, y después de cuarenta años me sigo divirtiendo” menciona Debouck.

 

Las investigaciones han demostrado que esta leguminosa está presente desde Chiguagua México hasta la sierra de Córdova en Argentina. La colección desarrollada por el investigador belga consolida variedades más productivas de fréjol, para enfrentarse a problemas como las enfermedades de la leguminosa que combatían los agricultores en los años 60, la competencia en rendimiento con otros granos, maíz y soya, y actualmente las altas temperaturas ligadas al cambio climático, que afectan a la producción agrícola de las variedades de fréjol en diferentes zonas.

 

Un libro sobre lúdica y juegos con fréjol

 

Eduardo, Francisco y Hernán Peralta Idrovo son tres hermanos ecuatorianos, autores de la publicación “Lúdica y juegos con el fréjol en Ecuador, Perú y Bolivia”, que combina las ciencias naturales con las ciencias sociales para rescatar la memoria histórica a través de la práctica de juegos con esta leguminosa en tres países andinos. Los autores construyen un relato desde el contexto agrícola, socio cultural y simbólico, para presentar testimonios sobre juegos que practicaron con sus compañeros de escuela, barrio y familiares entre 1960 y 1980. En éstos utilizaban diferentes variedades de fréjol producidos en las chacras de su natal pueblo Biblián, ubicado en la provincia del Cañar en Ecuador.

 

Debouck fue invitado a Quito para la presentación del libro el pasado jueves 18 de julio. Para el investigador belga este proyecto es “un bonito caso de soberanía alimentaria efectiva, porque da a conocer usos poco convencionales con ciertas variedades específicas del fréjol, con el fin de acercarnos al agricultor y a la sociedad en este diálogo de conocimientos para recuperarlos y revalorizarlos por el patrimonio biológico y cultural que representan”.

 

Investigación en Ecuador, Perú y Bolivia

 

Los investigadores prepararon un protocolo para un sondeo que permita recabar información sobre los juegos con fréjoles, el cuestionario buscaba identificar: década en la que jugaron, localidad, material con el que se jugó, nombres y número de juegos practicados. También identificaron informantes calificados de los tres países quienes compartieron su testimonio para construir el relato.

 

Eduardo, Francisco y Hernán mencionan que mientras en Ecuador la investigación se realizó en las 10 provincias de la sierra, en Perú se recabó información en siete departamentos y en Bolivia en dos departamentos respectivamente. En los tres países hay un promedio de coincidencia de las décadas en las que se practicaron los juegos con fréjol desde los años 50 hasta los años 90. Siendo los niños promedio de 3 a 13 años quienes los practicaban.

 

Posteriormente se registra que las condiciones sociales, económicas, urbanísticas y las innovaciones de la tecnología contribuyeron al abandono casi total de los juegos con fréjoles al finalizar el siglo XX. Las canicas o bolas de cristal, los juguetes de madera, lata, caucho o plástico reemplazaron a los diversos y vistosos granos de fréjol.

 

En Ecuador, se identificaron 40 nombres de juegos que usaban fréjol, siendo los siete juegos más mencionados: la bomba, tres en raya, perinola o trompos, pares o nones, la pica, el hoyo o ennoque, el quiriminduña. Además de estos juegos mencionados, se destaca el uso de estos granos para aprender las cuatro operaciones aritméticas básicas. Los investigadores han tomado en cuenta que el nombre que identifica a un juego puede ser conocido con una palabra diferente en otra localidad, provincia o departamento sin dejar de presentar variantes en el mismo.


Contexto agrícola

 

Excavaciones arqueológicas realizadas tanto en Perú como en México permitieron recolectar vestigios de esta leguminosa con una edad de al menos cuatro mil años, así lo menciona Eduardo Peralta, uno de los autores, ingeniero agrónomo con más 33 años de experiencia en investigaciones sobre el tema, quien además desarrolló 38 variedades mejoradas de fréjol, haba, arveja, chocho, quinua y amaranto.

 

El Instituto Nacional de investigaciones Agropecuarias de Ecuador (INIAP), a través del Programa Nacional de Leguminosas, en 1998 catalogó 613 entradas del Banco Activo de Germoplasma de fréjol común, de las cuales 387 colecciones son provenientes de Ecuador: 184 de tipo arbustivo y 203 de tipo voluble o trepador.

 

En la sierra andina se originaron muchas especies y existe una gran diversidad y variabilidad genética en granos, tubérculos, raíces, frutas, hortalizas, condimentos, pastos, arbóreas, etc. La quinua, la papa, el chocho, el fréjol, el maíz, el tomate de árbol, la chirimoya, entre otros son algunos de los productos agrícolas que predominan. Hasta la fecha, en los países andinos, en especial Ecuador, se conocen, cultivan conservan y consumen cuatro especies de fréjol, menciona Peralta.


Contexto sociocultural

 

Para la cientista social ecuatoriana Erika Sylva, esta investigación presenta una dialéctica entre cómo el manejo ancestral del fréjol habría incidido en desarrollo de juegos y a su vez cómo el desarrollo de los juegos habría incurrido en la producción del fréjol. El libro plantea una selección estética en la domesticación del fréjol con juegos que determinaban los roles de las familias en la clasificación de la leguminosa.

 

Hernán Peralta, comunicador social y sociólogo, co-autor del libro, por su parte menciona que la investigación también analizó datos desde la toponimia, la medicina ancestral y la mitología andina. Se identificaron lugares en los tres países, que llevan su nombre por ser productores de fréjoles, como la parroquia San Miguel de Porotos (Fréjoles) en la Provincia del Cañar, Ecuador. También se recogen descripciones de cronistas como Garcilaso de la Vega, quienes recalcaban la constante presencia del fréjol en la dieta de los pueblos originarios de América. El autor también describe que además de mantenerse en el juego, la semilla y planta de fréjol subsisten en versos de la memoria de las comunidades.


Contexto simbólico

 

Francisco Peralta, psicólogo clínico, periodista y co-autor del libro analiza la triada universal: agricultura, cultura y juego a través de la construcción simbólica de imágenes y palabras. Explica cómo la cultura se ha ido transformando en torno a la lúdica de los fréjoles que producen diálogo de saberes, culturas populares y conocimientos en la comprensión de las formas de sentir, pensar, ser y hacerse de las personas, grupos, pueblos, organizaciones y sociedad.

 

Francisco recrea a varios autores para hacer una distinción entre la lúdica como la imaginación creadora y el juego como acción social que involucra reglas y normas que se crean y recrean en la imaginación y la memoria. Jugar con fréjoles construyó el paso de lo abstracto a lo concreto, empezando por las operaciones básicas. El autor cuestiona que actualmente los niños ya no están en su lúdica, sino que se encuentran en campos programados por dispositivos móviles.


Desafíos de las investigaciones agrícolas de fréjol

 

Según Debouck “si esta investigación se presentaba 10 o 15 años más tarde, un legado de conocimiento ancestral del Ecuador se podría haber perdido”. Recalca la necesidad que tenían las comunidades andinas de compartir estos conocimientos multidisciplinarios sobre el fréjol para valorarlos y preservarlos.

 

Finalmente, el investigador Debouck hace dos recomendaciones para futuras investigaciones: la necesidad que habrá en un futuro para cambiar las especies cultivadas de fréjol o sus estrategias de mejoramiento; y como segundo paso, seguir enriqueciendo la colección con elementos que hasta ahora han sido de poca preocupación como la salinidad, que provocará una competencia entre la ciudad y el campo por un recurso muy valioso, el agua.