Nutrition Spain , Burgos, Wednesday, December 13 of 2017, 15:17

Un estudio con modelos geométricos analiza la peculiar anatomía craneal de los monos aulladores

Los monos aulladores se encuentran entre los primates de mayor tamaño en América Central y Sudamérica

CENIEH/DICYT Emiliano Bruner, del Grupo de Paleoneurobiología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), acaba de publicar un trabajo en la revista American Journal of Primatology en el que se analiza, por primera vez, la peculiar estructura craneal y la variabilidad de la especie más conocida de monos aulladores sudamericanos, Alouatta seniculus, mediante modelos geométricos en 3 dimensiones y estadística multivariante.

 

Los monos aulladores, que se encuentran entre los primates de mayor tamaño en América Central y Sudamérica, tienen una estructura craneal muy peculiar, con una cara muy flexionada y proyectada hacía adelante, una bóveda baja, un volumen cerebral no muy elevado, y un cerebro con pocos pliegues.

 

Tienen además la cabeza delante de los hombros, a diferencia de casi todos los primates que la tienen más encima del cuerpo; y también una mandíbula muy pronunciada, asociada a grandes músculos masticatorios, una dieta basada en hojas y grandes sacos vocales que caracterizan sus “aullidos”, esenciales para las relaciones sociales.

 

Según los resultados del estudio, a nivel anatómico las variaciones de la cara y de la bóveda no son independientes, sino integradas entre sí, de acuerdo con patrones influenciados básicamente por el tamaño del cráneo. El limitado desarrollo de la bóveda podría ser una de las causas principales de estas modificaciones, que involucran secundariamente la arquitectura de la cara.

 

”La altura de la bóveda puede también influir sobre el patrón de formación de los huesos de la pared lateral del cráneo, que en este primate es diferente de todos los otros monos sudamericanos. Y Las diferencias entre machos y hembras se deben aparentemente solo al tamaño”, señala Emiliano Bruner.

 

Este trabajo, realizado conjuntamente con Luca Fiorenza, profesor de anatomía y evolución humana de la Universidad Monash, de Melbourne (Australia), ha sido financiado por el Instituto Italiano de Antropología.