Científicos y empresas se unen para mejorar las semillas
JPA/DICYT La Universidad de Salamanca acoge entre hoy y mañana la primera reunión de trabajo de los investigadores del proyecto europeo EcoSeed-Impacts of Environmental Conditions on Seed Quality, una iniciativa que involucra a científicos de cinco países europeos en el objetivo de preservar y mejorar las semillas, en particular las que tienen interés agrícola. Los participantes analizan los progresos del primer año de trabajo y planifican los tres que quedan, una investigación de gran interés para las empresas del sector, que también están presentes en el encuentro.
La pregunta que se hacen los investigadores es de qué manera pueden influir las condiciones ambientales en aspectos como la germinación. Con esta información, los expertos podrían obtener mejores resultados, seleccionando las variedades que mejor se adaptan a diferentes circunstancias o manejando con más criterio los tiempos.
Los científicos del proyecto han explicado a DiCYT que el primer año ha servido para poner a punto las infraestructuras necesarias, desde los protocolos de actuación para realizar los diferentes ensayos con las semillas hasta una página web donde las empresas ya pueden ver algunos resultados. “Estamos empezando a distribuir las semillas y a definir los análisis genómicos, proteómicos o metabolómicos”, señala Óscar Lorenzo, investigador que lidera el grupo del Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (CIALE, de la Universidad de Salamanca) que participa en este proyecto, único equipo español en un consorcio que incluye a Francia, Reino Unido, Alemania y Austria.
La importancia de la germinación
En concreto, los investigadores de Salamanca se encargan de estudiar las hormonas que regulan procesos relacionados con la germinación. Por ejemplo, el ácido abscísico (ABA) es determinante para la dormición de las semillas, mientras que las giberelinas actúan en sentido opuesto, dando paso a la germinación. Si los científicos llegaran a controlar estos procesos, el manejo de las semillas sería mucho más eficiente, puesto que la germinación es más eficaz en unas determinadas condiciones ambientales de humedad, salinidad o presencia de nutrientes.
El CIALE trabaja con Arabidopsis thaliana, una planta que sirve de modelo, mientras que otros socios del proyecto se encargan de aspectos complementarios, analizando genes, proteínas o metabolitos de las semillas de hasta 20 especies de gran interés para la agricultura, como cereales, tomates o guisantes. El trabajo es de tal envergadura que cuenta con una financiación de tres millones de euros dentro del programa EuropeanKnowledge Based Bio-Economy (KBBE).
Hacer que las semillas sean viables durante más tiempo o saber cuándo es el momento óptimo para su comercialización son aspectos del máximo interés para las empresas del sector, algunas involucradas de lleno en la iniciativa, como Limagrain Europe, y otras como observadores y asesores.
Conservación
La coordinadora del proyecto, Ilse Kranner, ha destacado que el objetivo de este trabajo no sólo pasa por ofrecer a estas compañías unos resultados que acaban por repercutir en una mayor eficiencia para el agricultor, sino que también es muy importante otro aspecto más relacionado con la investigación básica: la conservación de germoplasma tanto de especies de interés agrícola como de especies salvajes. Este aspecto será muy importante en el futuro, ya que fenómenos como el cambio climático podrían poner en riesgo mucha biodiversidad. Por eso, entre los socios está el Real Jardín Botánico de Kew (Royal Botanic Gardens, Kew), que alberga un gigantesco banco de germoplasma con más de un millón de semillas.