Investigan la antigüedad de las aguas subterráneas
UNL/DICYT “Resulta extraño pensar que el agua tiene edad, pero esto es así y se define como el tiempo durante el cual el agua ha permanecido aislada de la atmósfera. Esto ocurre cuando se incorpora a los acuíferos y comienza a moverse. Determinar su edad permite, entre otras cosas, conocer el momento en el cual se infiltró el agua que se extrae de un pozo, así como ayudar a definir su origen”, explicó Leticia Rodríguez, docente e investigadora del Centro de Estudios Hidro-Ambientales de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
En el marco de un proyecto de investigación que este centro desarrolla junto con el Instituto de Hidrología de Llanuras “Dr. Eduardo Jorge Usunoff”, del 22 de junio al 1º de julio de este año, se realizaron muestreos de aguas subterráneas en diversas perforaciones localizadas en la Mesopotamia argentina --Oberá, Cerro Azul y Posadas, en Misiones; Colonia Pellegrini y Monte Caseros, en Corrientes--, donde se aloja parte del Sistema Acuífero Guaraní (SAG), que comparten Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Para determinar la edad de las aguas se utilizan “trazadores isotópicos”, que se diferencian por los límites de edad que pueden medir. En este proyecto se utilizaron los trazadores helio He-4 y krypton Kr-81, los cuales permitirán determinar por primera vez en Argentina aguas subterráneas de hasta dos millones de años. “Si bien estos trazadores han sido utilizados en acuíferos de otros continentes, como el Nubean de África, en el SAG sólo se habían realizado hasta el momento muestreos con carbono C-14, que posibilitó encontrar aguas de hasta 40 mil años”, aclaró la investigadora.
Aporte significativo
Los resultados de las muestras, que fueron enviadas a laboratorios especializados de Austria y Estados Unidos, se esperan para el primer semestre de 2014. Serán incorporados a un modelo de simulación del flujo y de la edad del agua del SAG, a fin de profundizar el conocimiento sobre el funcionamiento del acuífero en el sector de Argentina y dar respuestas a algunos interrogantes generados por un modelo conceptual con el cual estos investigadores trabajaron desde 2004 hasta 2009, en el marco del Proyecto para la Protección Ambiental y el Desarrollo Sostenible del Sistema Acuífero Guaraní. “Las incertidumbres más relevantes de ese modelo conceptual de funcionamiento del acuífero se refieren a la posible transferencia de agua subterránea entre diferentes sectores del SAG, situados al norte y al sur de la dorsal Asunción-Río Grande, como así también a la posible descarga de flujos regionales desde este acuífero a los Esteros del Iberá y otros cuerpos de agua superficial de la región”, puntualizó Rodríguez.
En este sentido, estos estudios también permitirán avanzar en las investigaciones de la dinámica hidrogeológica en los Esteros del Iberá, contribuyendo al diseño de medidas de gestión adecuadas de este valioso humedal, el segundo más grande del mundo. “Si se comprueba efectivamente que existen aguas subterráneas muy antiguas en su entorno, se tendrá que repensar su uso, poniendo énfasis en su sustentabilidad, ya que se estarán extrayendo reservas de agua que, en un horizonte de tiempo finito, no se reponen fácilmente”, ejemplificó la investigadora.
En colaboración
Este proyecto, iniciado en 2011, es financiado por la Agencia Internacional de Energía Atómica, con sede en Viena (Austria), y se titula “El rol de humedales y ríos en la descarga de agua subterránea del Acuífero Guaraní en el Noreste de Argentina”. Asimismo, la extracción de muestras se realizó junto con investigadores del Centro de Estudios Ambientales del Campus de Río Claro, perteneciente a la Universidad Estatal Paulista, quienes desarrollaron un equipo extractor de gases en agua subterránea, en el marco de otro proyecto financiado por la mencionada agencia para determinar las edades del agua del SAG en Brasil.
Esta campaña, además, contó con el apoyo del Ministerio de Ecología, Recursos Naturales Renovables y Turismo de Misiones y del Instituto Correntino del Agua y del Ambiente.