Estudian cómo se comportan las abejas privadas de sueño
STRI/DICYT Después de una noche de juerga o de cuidar a un bebé enfermo hasta el amanecer, uno puede ser poco coherente. Los efectos de la privación del sueño en los humanos van desde alteraciones en el juicio hasta el aumento de peso. Pero menos del 1 por ciento de los estudios del sueño consideran a invertebrados, quienes componen más del 96 por ciento del reino animal. Las abejas melíferas forrajeras necesitan por lo menos 8 horas de sueño por noche, las abejas jóvenes duermen mayor tiempo que las más viejas. ¿Qué sucede cuando las abejas, que polinizan la mayoría de las cosechas y proveen otros servicios ambientales, se les priva del sueño?
Barrett Klein, becario post doctoral en el Smithsonian en Panamá y profesor en la University of Wisconsin – La Crosse inventó el “insominador” para descubrir si las abejas privadas del sueño tienen problemas expresándose. Pegó pequeños discos de acero magnético a algunas abejas y discos no magnéticos de cobre a otras abejas. Toda la noche una colección de magnetos pasaron de una parte a otra a través de la ventana de vidrio de la colmena de observación, empujando solamente a las abejas con los discos de acero.
Justo como predijo, las abejas exhaustas dieron a sus compañeras de colmena direcciones menos precisas de cómo conseguir alimento.