Alimentación España , Salamanca, Jueves, 02 de febrero de 2012 a las 16:34

Estudian el paisaje agrícola mediterráneo a través de insectos polinizadores y depredadores

La investigación de la Universidad de Salamanca impulsa el diseño de políticas ambientales para mantener la biodiversidad en zonas agrícolas

JPA/DICYT  Josep Daniel Asís, catedrático del Departamento de Biología Animal, Ecología, Parasitología, Edafología y Química Agrícola de la Universidad de Salamanca, lidera una investigación pionera en España sobre el equilibrio ecológico en el paisaje agrícola mediterráneo, según ha informado hoy la institución académica salmantina. El trabajo se desarrolla a través del estudio de las abejas y avispas solitarias como agentes polinizadores y depredadores, bioindicadores del ecosistema.

 

Su proyecto, iniciado en el año 2007 con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación, profundiza en el mantenimiento de las poblaciones de estos himenópteros polinizadores y depredadores en áreas de producción agrícola actualmente afectadas por prácticas intensivas, las cuales suponen un riesgo para la conservación de la biodiversidad del entorno. El estudio coordinando por el profesor Asís, en el cual colaboran ocho investigadores más, se lleva a cabo en paisajes agrícolas de La Rioja y Navarra sobre diferentes áreas de extensión de monocultivos (cereales y viñedo) o policultivos, como huertas de media y alta producción.

 

Concretamente, el proyecto estudia cómo influye la estructura del paisaje en estas comunidades de insectos, que son consideradas importantes indicadores de la calidad del medio. “La idea surgió como una preocupación por valorar cuál era el estado de la biodiversidad en estos agroecosistemas”, aclara el profesor Asís, que además alerta, en sus declaraciones a la Unidad de Comunicación de la Usal, sobre la pérdida progresiva de hábitats naturales en una Europa donde “una gran parte del territorio está urbanizada o aprovechada para usos agrícolas o ganaderos”.

 

De ahí la importancia de este estudio que adquiere una doble vertiente interrelacionada. Por un lado el mantenimiento y conservación del paisaje agrícola y sus efectos sobre las poblaciones de insectos polinizadores, depredadores y sus parasitoides y, por otra, con la influencia del entorno en estos agentes, que se traduce en el aumento y calidad de la producción.

 

En definitiva, la iniciativa trata de promover o conservar tanto los esquemas agroambientales, como las prácticas agrícolas adecuadas para mantener las poblaciones de avispas y abejas y sus funciones de polinización y depredación en estos agroecosistemas. Una actuación que contribuiría a conservar la biodiversidad del paisaje agrícola mediante prácticas no dañinas y respetuosas con el medio y que podría traducirse para el agricultor en el beneficio derivado de los servicios de polinización y control biológico naturales llevados a cabo por estas comunidades, con la consecuente reducción del gasto económico invertido en diferentes tratamientos.

 

Anualmente, el trabajo de campo del equipo de la Universidad de Salamanca da comienzo en el mes de abril con la colocación de nidos-trampa estandarizados, donde diversas especies de abejas y avispas establecerán sus nidos y dejarán huella de su ciclo vital. La recogida de las muestras se lleva a cabo a finales de verano, analizándose sus contenidos en el laboratorio. Este análisis, en combinación con una valoración de las características locales y paisajísticas del hábitat, permite evaluar los factores presentes en el agroecosistema que podrían modelar la riqueza biológica mediante el recuento, entre otros datos, del número de celdas de cría o la diversidad de especies presentes.

 

Con este estudio el equipo de investigación pretende ayudar a desarrollar y contribuir en la toma de decisiones en políticas relacionadas con el aprovechamiento del suelo de producción o el sostenimiento del paisaje agrícola. “España está poco familiarizada con la práctica de una agricultura sostenible”, declara Laura Baños-Picón, investigadora del grupo, de ahí “la importancia de este proyecto, que toma como referencia investigaciones llevadas a cabo en países europeos como Alemania, Francia o Suiza”, comenta Baños-Picón.

 

Durante los cinco años que lleva en marcha el proyecto los investigadores han podido valorar las diferentes respuestas de las poblaciones de avispas y abejas a los elementos del paisaje, obteniendo como directriz general de actuación la necesidad de recuperar la tendencia heterogénea de las áreas de producción con variedad de cultivos y la necesidad de conservar estructuras seminaturales entre las mismas.

 

Abejas y avispas silvestres

 

Las comunidades de avispas y abejas del estudio son conocidas como silvestres o solitarias, cuyos hábitos difieren en gran medida de las de ámbito popular.

 

En el caso de las abejas silvestres, el grado de polinización que alcanzan en el paisaje en el que viven puede llegar a ser diez veces superior al obtenido con las abejas de la miel. Sin embargo, y a pesar de su importante función polinizadora en áreas de cultivo, la situación de estas comunidades es “crítica”, indica Baños-Picón, debido en muchos casos “a las políticas agrarias de producción y al desconocimiento de sus funciones por parte de la administración, la sociedad en general y los propios agricultores”.

 

Por otra parte, el papel de las avispas solitarias como depredadoras de insectos es de suma importancia en el control natural de otros insectos-plaga en áreas de cultivo, llegando a cazar una media de 60 insectos al día.

 

Proyección del estudio

 

A pesar de que el proyecto dio comienzo en el noreste de la Península, donde predomina un paisaje con variedad de cultivos de pequeña y gran extensión, se trata de un modelo extrapolable de relación entre la comunidad de insectos y los elementos del paisaje. Por este motivo, el equipo manifiesta su interés en abrir una línea de investigación en Castilla y León, donde abundan distintos tipos de cultivo de cereal, así como los campos de diferentes cultivos de regadío cercanos a los ríos. Con esta posible línea de investigación, los científicos de la Universidad podrían constatar la realidad del equilibrio del ecosistema en la región.