Salud España , Salamanca, Lunes, 24 de enero de 2011 a las 11:54

"El único tratamiento científico para dejar de fumar combina farmacología y terapia psicológica"

Las consultas de la Unidad de Tabaquismo del Hospital Universitario de Salamanca aumentan entre un 20 y un 30 por ciento desde la nueva ley

José Pichel Andrés/DICYT Desde que la nueva ley antitabaco entrase en vigor hace poco más de tres semanas, el número de consultas en la Unidad de Tabaquismo del Hospital Universitario ha aumentado entre un 20 y un 30 por ciento, según las primeras estimaciones de sus responsables. Este servicio, además de atender las consultas, se caracteriza por una gran actividad en el campo de la investigación. Esa misma filosofía científica se aplica a la atención a los pacientes que quieren dejar de fumar, para los que sólo hay un método reconocido por la Ciencia, según los expertos.

 

"Desde el punto de vista clínico el único tratamiento científicamente reconocido y efectivo es el que se conoce como tratamiento multicomponente, que engloba los aspectos de la adicción tabáquica y que está compuesto por dos partes, un tratamiento farmacológico y otro psicológico llamado cognitivo conductual, es decir, un tratamiento de apoyo psicológico para modificar la conducta del fumador", señala el responsable de la Unidad de Tabaquismo, Miguel Barrueco, en declaraciones a DiCYT.

 

"Lo normal es que los pacientes se pasen un tiempo pensando en dejar de fumar, después toman la decisión y ahí comienza el proceso", apunta el especialista. Ahí intervienen los médicos de Atención Primaria y la Unidad de Tabaquismo, a la que sólo se remiten los pacientes con anteriores intentos fallidos de dejar de fumar o los casos con adicciones moderadas o fuertes. "Apoyamos a los pacientes y les estimulamos para que dejen de fumar, les ofrecemos el tratamiento más adecuado a sus necesidades ofertándoles un seguimiento más o menos continuado que les haga sentirse seguros en ese proceso", comenta Barrueco.

 

Nicotina, bupropion y vareniclina

 

A todos los pacientes les plantean un tratamiento de tipo cognitivo conductual y, en aquellos que por su dependencia física alta de la nicotina lo precisan, un tratamiento farmacológico, en los casos de adicción física moderada o alta. El tratamiento farmacológico se basa en una terapia sustitutiva con nicotina y otras dos sustancias: bupropion y vareniclina.

 

Entre las más de 4.000 sustancias químicas activas que contiene un cigarrillo, la nicotina es la sustancia que produce la adicción. Por eso, en los casos de adicciones más graves se realiza un tratamiento sustitutivo, que consiste en administrar nicotina por una vía diferente a la normal y a dosis diferentes. "Con esto se trata de evitar el síndrome de abstinencia", señala.

 

"De los componentes que tiene el tabaco la sustancia que genera la dependencia es la nicotina, pero en las mezclas de los fabricantes se añaden determinadas sustancias como extracto de cacao o amoniaco y otras muchas que se desconocen que tienen como objetivo potenciar la capacidad adictiva de la nicotina, que ya en sí misma es muy fuerte", explica.

 

Además de la nicotina, se administran otras dos sustancias . El bupropion es un antidepresivo que actúa a nivel cerebral restaurando los niveles de dopamina, con lo cual, también evita el síndrome de abstinencia. Por su parte, "la vareniclina es un agonista parcial de los receptores nicotínicos [se une al receptor y provoca una respuesta en la célula] que tiene una doble actuación, por una parte mantiene los niveles de dopamina para evitar el síndrome de abstinencia, pero por otra parte es también un antagonista, con lo cual, previene las recaídas". La nicotina se puede encontrar en España en parches, chicles y comprimidos, mientras que las otras dos sustancias sólo se administran en comprimidos.

 

Informe contra el cigarrillo electrónico

 

Aquí finaliza la lista de argumentos científicos para dejar hábito. Otras soluciones no sólo no cuentan con el aval de la comunidad científica, sino que incluso tienen su oposición. El caso más claro y más actual es el de los cigarrillos electrónicos. "Según la OMS [Organización Mundial de la Salud] no cumple ningún tipo de criterio como tratamiento para dejar de fumar y no se puede garantizar que sean inocuos debido al tipo de disolución de líquidos que contienen", afirma Barrueco, que ha participado en la elaboración de un informe del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo que se opone a este artilugio.

 

"El cigarrillo electrónico expulsa un vapor para simular el humo, un contenido líquido en el que puede ir disuelta o no la nicotina", señala. Sin embargo, "no se pueden recomendar bajo ningún concepto desde el punto de vista sanitario", sobre todo porque se duda de que no contengan otras sustancias nocivas. El informe concluye que "puede tener un efecto indeseable de retener a fumadores en el consumo de nicotina y en mantener la dependencia gestual del cigarrillo". Además, "el vapor de los cigarrillos electrónicos puede contener sustancias tóxicas y nocivas para la salud y no deberían utilizarse en espacios públicos cerrados".

 

Miguel Barrueco estima que la ley que acaba de entrar en vigor es "muy buena", de características "similares a la de los países europeos de nuestro entorno" y que "se está cumpliendo por parte de la mayoría de la población y por los hosteleros de manera ejemplar" y pone el foco en la defensa de la ley que hacen los no fumadores, frente a los casos aislados en los que hay fumadores que se manifiestan en contra.

 

Si en España se registran 55.000 muertes anuales por consumo activo de tabaco, "el tabaquismo pasivo provoca la muerte de otras 3.000 personas al año y de ellos unos 1.800 son de la hostelería, aparte de que provoca también otras enfermedades de tipo cardiovascular y respiratorio. Por eso era necesaria una ley de estas características que proteja a los no fumadores", asegura. 55.000 por consumo activo.