La Universidad Nacional se sumerge en las enfermedades de los corales
UN/DICYT A diferencia de los humanos y de la mayoría de vertebrados, los corales no cuentan con sistemas de defensa basados en anticuerpos y linfocitos. Entre los objetivos del grupo de Inmunología Evolutiva de la Universidad Nacional de Colombia, está entender los mecanismos de respuesta inmunológica en los corales y otras criaturas similares. Una de las líneas de investigación que desarrolla este grupo, del Instituto de Genética de la UN, es la caracterización de los mecanismos de histocompatibilidad (capacidad de reconocer tejidos propios de tejidos extraños, tal como ocurre con el rechazo de trasplantes en humanos) en cnidarios (filo que reúne alrededor de 10.000 especies de animales), grupo al cual pertenecen los corales.
Los invertebrados coloniales y sésiles (aquellos que crecen en superficies duras), como los corales, con frecuencia entran en contacto con miembros de su propia especie al crecer sobre sus sustratos duros. Estos contactos típicamente culminan en fusión entre colonias genéticamente relacionadas o en rechazo entre colonias no relacionadas.
Este fenómeno de histocompatibilidad es ciertamente un mecanismo de respuesta inmunológica, aunque no está dirigido contra microorganismos potencialmente patógenos, sino contra individuos de su misma especie. Estas investigaciones han resultado en la caracterización genética del sistema de histocompatibilidad en cnidarios.
Los esfuerzos del Grupo Inmunología Evolutiva han llevado, también, a la identificación de moléculas de reconocimiento, neutralización y eliminación de patógenos microbianos en cnidarios. Una de ellas es una proteína modular inusualmente grande llamada CnPolydom, que reconoce patrones químicos en la superficie de bacterias y hongos, y se une a ellos para facilitar su eliminación.
Ramnospondina
Otro de los actores en la respuesta inmune de los cnidarios que se han caracterizado se llama Ramnospondina, que funciona también en el reconocimiento de moléculas presentes solo en la superficie de algunas bacterias.
La Ramnospondina es altamente variable y la producen células de la boca de los pólipos que componen la colonia. Recientemente, el estudiante de maestría Javier López, caracterizó una proteína llamada Tetraspanina, que presumiblemente está en la superficie de células con competencia inmunológica y que funciona como organizadora de la respuesta inmunológica.
“La identificación de los distintos actores de la respuesta inmunológica en corales está ayudando a entender la compleja interacción que existe entre los microorganismos y sus hospederos coralinos. Este conocimiento es fundamental para diseñar estrategias de tratamiento y prevención de las enfermedades infecciosas que están arrasando con los arrecifes de coral”, sostiene el profesor Luis Fernando Cadavid, director del Instituto de Genética de la UN de Colombia.
Hoy, el valor ecológico de los corales ha sido estimado en 375 mil millones de dólares al año, derivado principalmente del uso de recursos renovables y no renovables, protección de la línea costera y turismo. Los arrecifes de coral del Caribe colombiano ocupan un área de 2.860 km2, de los cuales el 76 por ciento corresponde al archipiélago de San Andrés y Providencia.
El deterioro global y local de las condiciones medioambientales ha comprometido dramáticamente la salud de estos ecosistemas. Reportes recientes indican que entre el 58 y el 70 por ciento de los arrecifes del mundo están directamente amenazados por actividades humanas, y en el mar Caribe más del 80 por ciento de los organismos vivos asociados a arrecifes ha desaparecido en los últimos 30 años. De ahí la importancia de los estudios que adelanta la UN.