Una investigación revela el importante papel de una molécula en el control del VIH en tejido
CSIC/DICYT Las personas con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) necesitan tomar terapia antirretroviral de por vida (TAR) para poder controlarlo. Aunque este tratamiento no cura la enfermedad, suprime su replicación, ayudando a mantener una carga viral indetectable y permitiendo un mejor funcionamiento del sistema inmunológico. Actualmente, se están llevando a cabo, desde distintos abordajes terapéuticos, investigaciones que logren que las personas con VIH puedan controlar el virus sin necesidad de tomar TAR continuamente. En este sentido, el grupo “Infección por el VIH y farmacocinética de antivirales” y el grupo “Inmunovirología” del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS), ha avanzado en esta investigación mediante el uso de anticuerpos monoclonales, tal como nos indican las dos autoras principales del artículo, Reyes Jiménez León y Carmen Gasca Capote.
El anticuerpo monoclonal se utiliza para tratar la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, cuya diana se encuentra en las principales células que infecta el VIH, los linfocitos CD4+. Esta diana es la molécula α4β7, a la que se une el anticuerpo. Dicha molécula guía a las células dianas de la infección hacia el intestino. Asimismo, el propio VIH contiene esta molécula, por lo que el anticuerpo se uniría también directamente al virus para ejercer también un efecto antiviral directo.
En el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, Unidad Clínica de Enfermedades Infecciosas, Microbiología Clínica y Parasitología y Unidad de Ensayos Clínicos Fase I/II, se realizó un ensayo clínico (prueba de concepto), en la que diez personas que recientemente habían contraído el VIH se trataron durante seis meses con TAR y con este anticuerpo, denominado Vedolizumab, interrumpiendo posteriormente el tratamiento. Si bien ninguna de esas diez personas logró controlar el virus tras este tiempo, seis de ellas consiguieron estar sin TAR durante los siguientes seis meses con unas cargas virales en sangre que no obligaban a reintroducir la terapia antirretroviral según los criterios del estudio. Paralelamente, el virus tardó más en rebotar y una mayoría de estas personas lograron mantenerse sin TAR, comparado con controles históricos de interrupción del tratamiento.
Relevancia
Los principales hallazgos de este estudio, recientemente publicado en la revista JCI Insight, con la participación de entidades público y privada nacionales e internacionales, demostraron la importancia de la molécula α4β7 para caracterizar el reservorio de VIH en los tejidos. Durante la investigación se observó que Vedolizumab bloqueaba todas las moléculas de α4β7 en la sangre periférica, sin embargo, en el intestino algunas no se bloqueaban. Los niveles de estas moléculas que no se bloqueaban se asociaron con la cantidad de VIH que había en los tejidos, lo cual es crucial ya que para tratar esta enfermedad es esencial identificar y actuar sobre las células que contienen ese virus y que conforman el reservorio de VIH.
Los datos de este estudio muestran que la molécula α4β7 está vinculada con los niveles del VIH en el cuerpo humano o con las células que contienen el virus de manera latente y que no son eliminadas mediante la TAR, es decir, mediante el bloqueo de esa molécula, en combinación con otras estrategias terapéuticas, se podría lograr una reducción rápida del reservorio. Del mismo modo, la expresión de α4β7 también se relaciona con la expresión de otras moléculas de control inmunológico como PD1 y TIGIT, las cuales se están utilizando también en el tratamiento del cáncer y que además están siendo investigadas como dianas inmunoterapéuticas frente al VIH. “Vedolizumab en combinación con otros fármacos puede ser una herramienta prometedora para la cura del VIH-1”, afirma Ezequiel Ruiz-Mateos Carmona, investigador responsable del grupo “Inmunovirología” del IBiS.