Salud España Valladolid, Valladolid, Martes, 13 de enero de 2004 a las 17:27

Un equipo de investigadores crea un ratón sin oído interno

El experimento permite conocer los genes implicados en la sordera y abre el camino a nuevos estudios en humanos

BGA/DICYT Un equipo de investigación del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM) de la Universidad de Valladolid ha conseguido crear, por primera vez, unos ratones modificados genéticamente a los que les falta el oído interno, lo que supone la localización de, al menos, dos de los genes responsables del desarrollo del órgano.

El estudio, publicado en la revista Development, permite conocer los factores determinantes en el desarrollo del oído interno, lo que según el director del proyecto, el científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Thomas Schimmang, abre las expectativas a futuros estudios de aplicaciones en problemas de sordera en humanos.

La investigación es fruto del trabajo de cinco años y, entre los resultados obtenidos, también figura la obtención de ratones transgénicos con dos oídos, mediante la alteración de los mismos genes.

El descubrimiento permite pensar en la posibilidad de que estas modificaciones se puedan realizar en humanos, a través de proteínas en forma de medicamento, que permitirían estimular los genes concretos. Esto sería aplicable, según el Schimmang, a casos en los que el paciente ha perdido oído debido a la vejez o el consumo de fármacos, como por ejemplo los utilizados en la lucha contra el cáncer.
Sin embargo, esta aplicación aún está lejos, puesto que hacen falta numerosos estudios, además de los realizados hasta ahora y, también, porque aún no se aplica esta terapia génica con humanos en ningún lugar del mundo.

Para lograr el desarrollo de un ratón con estas características, el equipo del IBGM, formado por diez personas, modificó genéticamente la célula embrionaria del ratón, mediante lo que se conoce como factores de crecimiento de fibroblastos, que permiten inactivar genes en un animal vivo. En este caso, afectó a dos en concreto que han dado nombre al ratón resultante Fgf3 -/- | Fgf10 -/-.

En los humanos, el modo de actuar de estos genes está relacionado con las células implicadas en el desarrollo del oído, que son, en concreto, las neuronas y las células ciliadas. Y de lo que se trataría es conseguir que estas células responsables de que el ser humano pueda oír o bien no se mueran o bien se regeneren.

Las dos vías por las que se puede continuar el estudio iniciado por el equipo de Thomas Schimmang son, en primer lugar, el desarrollo de la tecnología para conocer cómo introducir estos factores de crecimiento en el oído interno humano, y la segunda vía de investigación (en la que trabaja el equipo del IBGM) es la obtención de otras células madre a las que añadir estos genes, en un intento de reproducir células de cualquier parte del cuerpo humano como las neuronas o las células sensoriales del oído interno que, hasta el momento, no se pueden regenerar.

El oído interno
Es el órgano responsable de la audición, pero también del equilibrio. Según señala el científico de origen alemán, Thomas Schimmang, todas las personas empiezan a perder oído a partir de los treinta años de edad, lo que supone que cuando se llega a una edad avanzada como pueden ser los sesenta, esta pérdida de audición es ya importante. En el caso del equilibrio ocurre lo mismo, pero las consecuencias son aún más terribles para quién las padece por las caídas que pueden llegar a ocasionar.