Sólo 25 de cada 100.000 webs alojadas en España están relacionadas con intentos de fraude
Antonio Martín/DICYT En España existen, según datos de 2009, 1.207.832 páginas web alojadas bajo el dominio .es, que es controlado por el organismo estatal Red.es. Son unos 120.000 sitios más que el año anterior. Un porcentaje ínfimo, el 0'025% o, dicho de otro modo, 25 de cada 100.000 webs, sino fraudulentas. A pesar del incremento de páginas, el porcentaje de fraudulentas se ha reducido respecto a 2008. Entonces representaban 40 de cada 100.000. Un amplio estudio realizado por el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco), con sede en León, muestra que la evolución de la detección de estos sitios es positiva.
El trabajo realizado por el Inteco-CERT, el Centro de Respuestas a Incidentes de Seguridad, emplea técnicas cuantitativas basadas en la percepción de los usuarios de internet con mediciones de la incidencia real. Para ello, empleó 32.484 encuestas y 128.325 análisis de equipos informáticos domésticos realizados entre 2007 y 2009. "Es el trabajo más amplio realizado en este ámbito, mayor incluso que los del Instituto Nacional de Estadística", asegura a DiCYT su coordinador Pablo Pérez San José. El estudio incluye, además, las detecciones realizadas por el área que controla la presencia de sitios fraudulentos. En 2008 detectó 1.846 casos de fraude electrónico (phishing) por los 1.959 de los tres primeros trimestres de 2009. "No significa que haya más casos, sino que los detectamos con más eficacia", explicó. El muestreo se realizó en los mismos 3.500 hogares, en un sistema de recogida de datos similar al de los audímetros de Sofres.
Igual que desciende la proporción de los sitios fraudulentos, también se reducen los servidores españoles que los alojan, aunque se incrementa, como en el anterior caso, el número de detecciones. De los 134 observados en 2008 (el 6'1% del total) se pasó a 178 en 2009 (9'8%). Esto es así porque "los ciberdelincuentes suelen utilizar servidores ajenos", explica el informe. Los organismos españoles que tratan de detectar el fraude en internet tampoco tienen control en las webs con dominio .com (estadounidense) o de otros países, por lo que "cuando detectamos una incidencia, facilitamos la información a la Policía".
Diversificación del fraude
El correo electrónico es el canal más empleado para cometer un fraude a través de las nuevas tecnologías, pero no el único. También existen tentantivas a través de los mensajes cortos de móvil (SMS) o de las llamadas directas. La mayor parte de todas esas comunicaciones (44%) procedía de un supuesto banco. También abundaban las que trataban de enganchar al usuario en falsas webs de loterías y juegos (33'7%), compras en línea (29'3%), telecomunicaciones (21'8%), redes sociales (20'7%) o subastas (16'5%). En el tercer trimestre de 2009, sólo cuatro de cada cien internautas reconoció haber sufrido un perjuicio económico por estas actividades. En todo caso, la mayoría de los casos eran microfraudes, con pérdidas de hasta 100 euros. "Esta cantidad es menor que si nos roban en el coche", explica el coordinador del estudio.
El fraude tiene dos consecuencias: una es la pérdida tangible de dinero, la otra es la de la confianza en el sistema del que parasita el fraudulento. En ese sentido, el nivel de econfianza (confianza en las nuevas tecnologías) no ha mermado en España en los años en los que el Inteco lleva realizando este estudio. Seis de cada diez se muestra mucho o bastante confiado con la banca electrónica, por ejemplo. Tampoco hace variar los hábitos adquiridos por los consumidores. El 83'3% mantiene sus operaciones en internet a pesar de haber sufrido algún tipo de fraude, el 90% lo hace con la banca electrónica. Sólo cuatro de cada cien abandona estas actividades en el ámbito virtual para regresar a operar a la vida real.
"Consideramos que la percepción del fraude en internet es más una barrera de entrada para nuevos usuarios que los que ya utilizan la Red. Quien lo prueba, confía y se queda", resume Pérez San José. La Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación (AMIC) recuerda que entre 2006 y 2008 ha aumentado el pago por internet de una tasa de 60 sobre 100 a 66, mientras que, por ejemplo, el pago con tarjeta en restaurantes se mantuvo en un 80. Los cheques postales, por el contrario, cayeron en picado y casi nadie compra ya billetes de avión de forma presencial. "La brecha se ha reducido en estos tres últimos años y parece lógico. ¿Quién cree que hay más riesgos en pagar por internet en sistemas fiables que en hacerlo con tarjeta de crédito en un restaurante?"