Salud Brasil , São Paulo, Viernes, 30 de mayo de 2014 a las 08:54

Productos naturales ayudan en el tratamiento de enfermedades inflamatorias intestinales

En experimentos con ratas, científicos de Brasil verifican el efecto benéfico de la especie arbórea 'Hymenaea stigonocarpa' y de la anea

Diego Freire/Agência FAPESP/DICYT Una investigación realizada en el Instituto de Biociencias de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), con sede en la localidad de Botucatu (São Paulo), constató la eficacia de productos naturales derivados de la flora brasileña en el tratamiento de las enfermedades inflamatorias intestinales (EII), tales como la rectocolitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Este estudio presenta también nuevos marcadores moleculares que pueden mejorar la comprensión dichas enfermedades, cuya etiología aún se desconoce.

 

“Se trata de un proyecto que creemos que es audaz, ya que se estudia tanto la enfermedad en sí misma ‒dándole prioridad a los blancos moleculares de la acción de fármacos clásicos‒ como también blancos farmacológicos para nuevos productos, tales como las cumarinas naturales y algunas plantas medicinales”, dijo Luiz Claudio Di Stasi, responsable de la investigación intitulada “La enfermedad inflamatoria intestinal (EII): nuevos marcadores moleculares y actividad antiinflamatoria intestinal de fármacos y productos de origen vegetal”, realizada con el apoyo de la FAPESP.

 

Entre los principales resultados de la misma se encuentra el descubrimiento de que una dieta con harina de banana verde de la variedad conocida como nanica puede impedir la inflamación intestinal en roedores.

 

“Tuvimos en cuenta la importancia de la microbiota intestinal en la protección contra el proceso inflamatorio para plantear el estudio de algunos productos naturales agregados a la dieta que reuniesen la capacidad de modular la microbiota intestinal previamente y actuasen en la prevención de las recidivas de los síntomas de la rectocolitis ulcerosa y de la enfermedad de Crohn”, dijo Di Stasi.

 

El grupo coordinado por el investigador estudió diversos agentes prebióticos –fibras que hacen las veces de “alimento” de las bacterias intestinales benéficas, ayudando a organizar la flora intestinal–, tales como la polidextrosa y las fibras de banana nanica (Musa spp AAA) verde, del árbol jatobá-do-cerrado (Hymenaea stigonocarpa) y de la anea (Typha angustifolia).

 

El extracto de la corteza de Hymenaea stigonocarpa y la harina de la pulpa de la fruta presentaron una acción antiinflamatoria en ratas con inflamación intestinal inducida por ácido sulfónico trinitrobenzeno (TNBS). De acuerdo con los resultados publicados en el Journal of Ethnopharmacology, “los efectos farmacológicos se relacionan con la presencia de compuestos antioxidantes en el extracto, tales como flavonoides, taninos condensados y terpenos en la corteza y en la pulpa de frutos de Hymenaea stigonocarpa”.

 

En el proyecto también se estudiaron distintas concentraciones de la harina producida con el tallo de la anea, una planta acuática muy común en Brasil, típica de humedales, manglares y vegas. Se verificó que cuando la harina compone el 10% de la dieta, se genera una disminución de la lesión provocada por EII, con efectos sobre las adherencias de órganos adyacentes y sobre la diarrea.

 

Dichos efectos se relacionan con la inhibición de marcadores bioquímicos de inflamación de colon, tales como la actividad de las enzimas mieloperoxidasa, liberada como respuesta ante invasiones microbianas, y la fosfatasa alcalina, que inhibe el crecimiento de bacterias intestinales que estimulan la inflamación e impiden la translocación de microorganismos hacia el torrente sanguíneo, además de una atenuación de las actividades de la glutationa, un antioxidante hidrosoluble.

 

“La harina del tallo de la anea demostró tanta eficacia como la prednisolona, un fármaco del grupo de los antiinflamatorios esteroidales utilizado actualmente en el tratamiento de EII, con la ventaja de no presentar efectos adversos y colaterales”, destacó Di Stasi. Los estudios con la planta aparecieron descritos en un artículo publicado en BMC Complementary and Alternative Medicine.

 

En otro grupo de experimentos del proyecto se estudiaron distintas cumarinas naturales aisladas, y entre los resultados despuntan los obtenidos con la 4 metil esculetina, un principio activo presente en las hojas y en las raíces de diversas especies de plantas, entre las cuales se encuentran las del género Mikania, que incluye a distintas plantas que se conocen en Brasil y otros países de América con el nombre de guaco.

 

La investigación, publicada en los periódicos científicos Chemico-Biological Interactions y European Journal of Inflammation, demostró que la 4 metil esculetina produce efectos análogos a los de la prednisolona, y sus efectos protectores se relacionan con la capacidad de reducir el estrés oxidativo del colon e inhibir la producción de citocinas proinflamatorias. La administración de metil esculetina en los modelos del estudio ejerció tanto efectos preventivos como curativos, de acuerdo con el investigador.

 

Nuevos marcadores

 

Como las causas de las EII no son claras todavía, una mejor comprensión de los mecanismos que regulan la integridad de la barrera intestinal y de su función puede ayudar a entender el modo de acción de los medicamentos que actualmente se emplean para el tratamiento.

 

De cara a ello, en el trabajo también se estudio de qué modo la expresión de la enzima heparanasa, del complejo proteico NF-kB, del gen hipoxantina fosforibosiltransferasa (HPRT) y de la proteína HSP70 afecta a la inflamación intestinal inducida por TNBS en ratas, y los efectos antiinflamatorios de los medicamentos alopáticos sulfasalazina, prednisolona y azatioprina, lo que hizo posible la comprensión de nuevos modos de acción de estos fármacos.

 

“Nuestros resultados indican que la heparanasa, el NF-kB, la HSP70 y el gen HPRT son blancos farmacológicos que deben considerarse en los estudios de nuevos medicamentos destinados a tratar la inflamación intestinal: son blancos moleculares importantes que explican ciertos aspectos de la etiopatogenia de las EII”, evaluó Di Stasi.

 

Los investigadores pretenden ahora estudiar algunas especies de plantas alimenticias de la Amazonia como potenciales productos prebióticos, que pueden emplearse como substratos de fermentación de la flora benéfica del intestino, con el consiguiente aumento de esas bacterias y de sus metabolitos, que poseen actividad inmunomoduladora y antiinflamatoria.

 

La idea, de acuerdo con Di Stasi, consiste en hacer posible la producción de alimentos funcionales, “y agregarles valor a esos productos, que de por sí tienen valor científico y comercial, y expandir las posibilidades de prevención mediante su incorporación a una dieta preventiva de las recidivas de esas enfermedades”.

 

El grupo también pretende profundizar las investigaciones con las especies ya estudiadas y con las de la Amazonia, a los efectos de evaluar si la microflora intestinal fue modulada, así como sus metabolitos, además de realizar estudios de sinergismos con fármacos ligados a especies más prometedoras, apuntando así a nuevos blancos moleculares y para obtener datos que puedan colaborar más aún en la dilucidación de la etiología de las EII e indicar nuevas estrategias de tratamiento y prevención.