Los frecuentes incendios forestales en Bogotá aumentan los gases efecto invernadero
UN/DICYT Según Dolors Armenteras, profesora del Departamento de Biología de la Universidad Nacional, los frecuentes incendios forestales que se están presentando en la ciudad aumentan la emisión de carbono a la atmósfera, eleva los gases de efecto invernadero -que contribuyen al calentamiento global- y afecta la calidad del aire.
Al quemar biomasa, el carbono que era retenido por los árboles se eleva a la atmósfera debido a la pérdida de vegetación que lo estaba cubriendo. En este caso el humo, producto del incendio, ha llegado a varios sectores de la ciudad y está afectando la salud de las personas que viven alrededor.
Luis Carlos Belalcázar, profesor del Departamento de Ingeniería Química de la U.N., junto con el Grupo de Investigación de Calidad del Aire, establecieron que la calidad del aire no solo se ve afectada por los incendios cercanos. “Hechos que se dan en la Orinoquia colombiana también pueden afectar el aire de Bogotá. La contaminación viaja cientos de kilómetros en un solo un día y se comprobó que aumenta la tasa de mortalidad y morbilidad en la ciudad”, explica el experto.
Además, aunque no comprenda una gran cantidad de terreno, estos incendios frecuentes hacen que cada vez haya menos zona boscosa y pierdan su capacidad para recuperarse.
“El sector también está más propenso a incendios cuando albergan especies de árboles no nativas, que son menos resistentes. Una vez concluidos los incendios se debe hacer un seguimiento para saber cuánto demora el terreno en recuperarse, cuántos árboles resurgen o si, por el contrario, este queda despojado de vegetación”, explica la profesora Armenteras.
Estos bosques son de vital importancia para retener la humedad. “Cuanto mayor estén preservados, el agua acumulada va a mantenerse para seguir alimentando a las quebradas que rodean el sector. Con la pérdida de bosques y naturaleza, los cauces de agua están más propensos a disminuir”, agrega la experta.
Sumado a esto, los suelos pierden sus propiedades y quedan más vulnerables a la erosión. Además, se dificulta el crecimiento de nueva vegetación y en el futuro pueden ocurrir derrumbes o deslizamientos de tierra.
En el caso de los animales, estos deben buscar otro espacio para vivir, pero con la pérdida de bosques cada vez tienen menos lugares, por lo cual deben adaptarse a nuevas condiciones y muchos no sobreviven a estos cambios. “Puede haber animales en etapa reproductora o aves que estén anidando y estas son más vulnerables a esta situación”, agregó la docente.
“Los bogotanos estamos orgullosos de nuestro paisaje y del verde de los cerros, pero con estos incendios los estamos perdiendo y se está modificando la vista de la ciudad”, explica la profesora.
Las causas de los incendios en los cerros orientales son variadas, pueden darse por una combinación de las altas temperaturas, las condiciones climáticas y la cercanía a las zonas urbanas, además las personas arrojan basuras e incluso hacen fogatas. Los incendios suelen producirse por actividades humanas de una u otra forma, explica la profesora.
Además, la experta insiste en destinar mayor presupuesto para estas investigaciones, así será posible anticiparnos a los incendios. “Necesitamos conocer nuestros bosques para saber cómo responder ante un incendio, cómo prevenirlo, implementar mejores sistemas de alerta, hacer campañas de educación ambiental y brigadas de limpieza con los habitantes de la zona para que protejan el medio ambiente”, concluye.