Los expertos combaten el chancro del castaño con la inoculación de un hongo similar
JPA/DICYT Los expertos apuestan por medidas de carácter biológico para combatir la enfermedad del chancro del castaño a través de la inoculación de un hongo similar al que está causando el daño, pero que sirve para contrarrestar sus efectos. La Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León ha detectado la presencia de la enfermedad en 14 municipios de Zamora, tres de Salamanca y dos de Ávila y ha puesto en marcha un plan de control y erradicación.
En declaraciones a DICYT, Pablo García Benavides, profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales de la Universidad de Salamanca y experto en el castaño, ha señalado que el chancro es una enfermedad producida por el hongo Cryphonectria parasitica y que la mejor forma de tratarla es a través del método conocido como hipovirulencia, que consiste en atenuar los efectos de esta fitopatología gracias a la inoculación de un hongo de la misma cepa y de características similares. El choque entre ambos hace que el hongo dañino pierda potencia para dañar al árbol.
Los castaños afectados muestran habitualmente ramas secas y pústulas amarillentas y anaranjadas en el tronco. Esta enfermedad es relativamente frecuente en la mitad norte de la Península Ibérica, por lo que se han realizado numerosos estudios al respecto, sobre todo de carácter diagnóstico. Habitualmente, las muestras recogidas en Castilla y León se analizan en la Escuela de Ingenieros Agrarios de Palencia.
Aislamiento
El tratamiento biológico contra el chancro es el más recomendable y respetuoso con el medio ambiente, aunque también existen alternativas químicas. De hecho, cuanto mayor variedad del patógeno exista más difícil será de controlar mediante el método de la hipovirulencia. Entre las medidas complementarias también está el aislamiento y la cuarentena en la medida de lo posible, ya que la enfermedad se transmite gracias a la acción de los insectos y otros animales o de circunstancias meteorológicas como el viento o la lluvia. También el hombre puede contribuir a su propagación a través del transporte de madera.