Environment Brazil São Paulo, São Paulo, Tuesday, August 13 of 2019, 08:56

Los elefantes africanos ayudan a aumentar las existencias de carbono en la selva

Un estudio internacional que contó con la participación de científicos brasileños indica que estos animales amenazados de extinción aportan al mantenimiento de los árboles con mayor biomasa en los bosques tropicales de África

AGENCIA FAPESP/DICYT - El elefante de selva africano (Loxodonta cyclotis) es conocido por su capacidad de hacer las veces de “jardinero”. A medida que transita por los bosques tropicales de África, este animal dispersa una vasta cantidad de semillas de frutas, de una gran diversidad de árboles que le sirven de alimento. De esta forma, aporta a la germinación de más de cien especies arbóreas, que también les suministran alimento o les sirven de refugio a primates, pájaros e insectos.

 

Pero en el marco de estudio internacional que contó con la participación de investigadores brasileños de la Universidad de Campinas (Unicamp) y de la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria – Embrapa (unidad de Informática Agropecuaria), se arribó a la conclusión de que el papel que cumple el elefante de selva africano en los bosques tropicales de ese continente va mucho más allá del de ser un dispersor de semillas. Los investigadores constataron que esta especie –amenazada de extinción– promueve alteraciones en la estructura de la selva y contribuye al aumento del almacenamiento de carbono.

 

Durante su caminata, aparte de alimentarse, el elefante pisotea, atropella o se rasca en los árboles situados cerca de los senderos que utiliza preferentemente para cruzar la selva. El desbaste de estos árboles disminuye su densidad en el transcurso del tiempo.

 

Y esa disminución de la densidad de los árboles morigera la competencia por agua, luz y espacio entre ellos, y favorece el surgimiento de árboles mayores, con un mayor diámetro y con una mayor densidad de madera; por ende, con más carbono almacenado en su biomasa. Esta alteración en la estructura de los bosques tropicales africanos y en la composición de las especies de árboles que recibe el influjo de estos animales también expande a largo plazo el equilibrio de la biomasa ubicada arriba del suelo, según se consignó en el estudio.

Este trabajo, producto de un proyecto que contó con el apoyo de la FAPESP, salió publicado en la revista Nature Geoscience.

 

“Observamos que la presencia de los elefantes en una densidad de 0,5 a 1 animal por kilómetro cuadrado aumenta la biomasa situada arriba del suelo entre 26 y 60 toneladas por hectárea de la selva”, declaró Simone Aparecida Vieira, investigadora del Núcleo de Estudios e Investigaciones Ambientales (Nepam) de la Unicamp y una de las autoras del estudio.

 

La investigadora integró la comisión organizadora de la Escuela São Paulo de Ciencia Avanzada en Escenarios y Modelado en Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, realizada entre los días 1º y 14 de julio en São Pedro, en Brasil, en el interior del estado de São Paulo. Este evento, que contó con el apoyo de la FAPESP en el marco del Programa Escuela São Paulo de Ciencia Avanzada (ESPCA), reunió a 87 alumnos de 20 países.

 

También participaron en el estudio Marcos Longo, posdoctorando en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa, la agencia espacial de Estados Unidos, quien también realizó un posdoctorado en Embrapa Informática Agropecuaria con beca de la FAPESP - Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo, y Marcos Augusto da Silva Scaranello, también posdoctorando en dicha institución. Da Silva Scaranello realizó su doctorado en el IB-Unicamp también con beca de la FAPESP.

 

De acuerdo con los autores del estudio, ya se sabía que los megaherbívoros, como los elefantes, pueden tener un impacto importante sobre los ecosistemas y sobre los ciclos biogeoquímicos al consumir biomasa, transportar nutrientes y alterar la mortalidad de las plantas. Con todo, la influencia de los elefantes en la estructura, la productividad y las existencias de carbono de los bosques tropicales de África era desconocida en buena medida.

“Los bosques tropicales del África Central poseen existencias de carbono mayores que las de la selva Amazónica, aunque se encuentran en condiciones climáticas y de suelo similares”, dijo Vieira.

 

Los árboles de los bosques del África Central poseen una densidad más baja del tronco y mayor diámetro y biomasa promedio arriba del suelo con relación a los de la Amazonia, según explicó la investigadora.

“La presencia de elefantes en las selvas tropicales del África Central puede haber contribuido para explicar esas diferencias con relación a la Amazonia durante largos períodos de tiempo”, dijo Vieira.

 

Con el objetivo de poner a prueba esta hipótesis, los investigadores emplearon un modelo computacional de dinámica de ecosistemas (ED2 model). Este modelo rastrea explícitamente la dinámica de la estructura y de la función del ecosistema a escala fina, simulando la heterogeneidad horizontal y vertical de la vegetación en la sucesión forestal a largo plazo y la competencia de las plantas por recursos que lleva a la mortalidad, como así también los eventos estocásticos de perturbación que pueden influir sobre la estructura de la selva a corto, mediano y largo plazo, tal como la presencia de elefantes.

 

Las simulaciones fueron comparadas con datos de inventario de dos bosques en la Cuenca del Congo: en uno de estos aún se registra la presencia de elefantes, en tanto que, en el otro, los animales fueron erradicados.

Los resultados indicaron que la introducción de los elefantes provoca un efecto temporal de disminución de la concentración de biomasa arriba del suelo de los bosques, a una escala de entre 125 y 250 años, en razón del aumento de la mortalidad de pequeños árboles debido a la acción de los animales. Este aumento y el sucesivo equilibrio de la concentración de biomasa arriba del suelo se ven afectados entre 250 y 1000 años después de la introducción de los animales.

 

“Estos resultados avalan la hipótesis que indica que la presencia de los mismos puede haber moldeado la estructura de los bosques tropicales de África y que, probablemente, cumplió un rol importante para diferenciarlos de los bosques tropicales de la Amazonia”, dijo Vieira.

 

La extinción de los elefantes

 

Los investigadores también simularon los efectos de la extinción de los elefantes en la concentración de biomasa situada arriba del suelo en toda la selva del África Central, con sus 2,2 millones de kilómetros cuadrados de extensión.

 

Los resultados indicaron que la pérdida de estos animales redundaría en una disminución de un 7% de la biomasa situada arriba del suelo y de hasta 3.000 millones de toneladas de carbono.

 

La conservación de los elefantes puede revertir esta tendencia de merma del trabajo de almacenamiento de carbono estimado en un monto de 43 mil millones de dólares, según señalan los investigadores.

 

“Nuestras simulaciones sugieren que, si la pérdida de elefantes sigue imperturbable, los bosques del África Central pueden liberar el equivalente a varios años de emisiones de CO2 de combustibles fósiles de la mayoría de los países, acelerando así potencialmente el cambio climático”, dijo Christopher Doughty, investigador de la Northern Arizona University (EE.UU.) y coautor del estudio, en un comunicado de la institución.

 

“La pérdida de estos animales puede tener un impacto drástico, tanto a nivel local como a nivel global”, sostuvo.

 

La población de elefantes de selva se redujo dramáticamente desde la colonización del África Occidental por los europeos, cuando los animales pasaron a ser cazados para la obtención de marfil. En la actualidad, las especies de elefantes se han reducido a menos del 10% de su cantidad originaria.

 

 

Referencia               
Suscriptores de la revista Nature Geoscience pueden leer el artículo titulado Carbon stocks in central African forests enhanced by elephant disturbance (doi 10.1038/s41561-019-0395-6), de Fabio Berzaghi, Marcos Longo, Philippe Ciais, Stephen Blake, François Bretagnolle, Simone Vieira, Marcos Scaranello, Giuseppe Scarascia-Mugnozza y Christopher E. Doughty, en el siguiente enlace: www.nature.com/articles/s41561-019-0395-6.