Las abejas responden ante la abundancia de recursos
STRI/DICYT Para David Roubik, un día en el bosque de la Isla de Barro Colorado (BCI) este año, al igual que otro día en febrero de 1979, le dió la oportunidad de observar una colonia de abejas haciendo nido bajo un gran Tabebuia guayacan en el Sendero Zetek. En cualquier época del año las colonias de estas abejas tienen un promedio de 7.000 abejas forrajeras en el aire. Marcando y recapturando abejas en nidos en Panamá, Ecuador y Belize, Roubik ha descubierto que normalmente 8.500 abejas trabajan para la colonia, pero si hay una gran cantidad de recursos, aumentan hasta 30.000.
Al igual que en 1979, la colonia de abejas era de Trigona fulviventris, que se ha usado en un esfuerzo pionero para hacer estudios no invasivos de monitoreo a largo plazo de abejas de bosques tropicales.
Esta abeja es una de las más abundantes en los bosques de los Neotrópicos. Sus hábitos incluyen robarle el néctar a flores polinizadas por aves, colectar polen y resina de flores caidas en el suelo, y forrajear en las copas más altas de los árboles.
Todos sus nidos en las parcelas de 50 y 25 hectáreas en la meseta de BCI están ubicadas a lo largo de una línea recta, de acuerdo a LiDAR (Light Detection and Ranging, Tecnología para medir distancias con láser), aunque los seis árboles con los que están asociadas tenían más de 80 nidos del mismo tamaño, repartidos a través de las parcelas.