El 85% de los animales de laboratorio utilizados en España son ratas y ratones
Antonio Martín/DICYT Representan un importante eslabón en la investigación biomédica, al proporcionar datos muy fiables sobre el empleo de fármacos o el desarrollo de terapias en organismos parecidos al del ser humano. Sin embargo, existen colectivos críticos con la existencia de los animales de laboratorio. Estas organizaciones consideran que las prácticas y las experimentaciones con ellos representan actos de crueldad y por razones éticas piden el desarrollo de métodos alternativos. El director del Animalario de la Universidad de León, Carlos Pérez, defendió hoy en una conferencia la "legitimidad" de la presencia de los animales en la investigación biomédica y sugirió la "reducción, el refinamiento y el reemplazo" de estos seres vivos como opciones alternativas en el futuro.
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino (MARM) recogidos por Carlos Pérez, en España se experimentó con 1.400.000 animales de laboratorio en 2009, de los que, descontando los peces, el 85% fueron diferentes cepas de ratas y ratones. La experimentación alcanzó a 600.000 peces, pero el especialista no lo incluye en la comparación al ser animales muy diferenciados de los mamíferos. Carlos Pérez informó que la experimentación con animales con los que el ser humano tiene afinidades más grandes, gatos, perros y monos fundamentalmente, fueron "menos del 1%". La diversidad de la investigación biomédica llevó a los científicos a emplear animales muy diferentes como cobayas, hámsteres, caballos, e incluso ovejas (unas 2.000) y cerdos (15.000). En porcino, por ejemplo, La Fundación Investigación Sanitaria en León ensaya un modelo experimental de infarto de miocardio, porque el corazón del cerdo es muy parecido al del ser humano. También se han empleado en 2009 (aún no hay datos de 2010) 35.000 aves en investigación científica, fundamentalmente pollo y codorniz, y aún hay casos de investigación en anfibios. Unas 1.000 ranas, habituales en las disecciones de las clases de Ciencias en Bachillerato, fueron empleadas para investigación. La estadística no tiene en cuenta a los reptiles.
Pérez afirmó a DiCYT que "desde el punto de vista terminológico" existe una concepción equivocada de los "derechos animales". "El concepto de derecho es recíproco, esto es, también se tienen deberes con respectos a los derechos de los otros; en el caso de los animales, esta circunstancia es difícil de cumplir". El sujeto del derecho (y del deber, consecuentemente), por lo tanto, según considera el especialista, no es el animal, sino el responsable de su cuidado y por lo tanto, el animal "no debe beneficiarse" de este sentido humano "de orden".
El director del Animalario defiende la "legitimidad" de la investigación con animales en el terreno biomédico. "No parece razonable que se usen directamente en humanos diferentes compuestos sin haber sido testados previamente en organismos parecidos. Pensemos en un nuevo antibiótico. No basta comprobar sus efectos en cultivos o microorganismos, sino que hay que analizarlos en un ser vivo más complejo sano y otro enfermo". Generalmente, la experimentación con modelos animales se realiza después de las primeras fases de las investigaciones biomédicas en cultivos y microorganismos, y antes de pasar a las fases clínicas, ya con pacientes. Progresivamente, se tiende a analizar estos fármacos y terapias en animales de menor a mayor complejidad, según su organismo y su parecido al ser humano.
"Animales apropiados"
No obstante, el experto recalca que "es importante utilizar animales apropiados para cada investigación". Es el caso de un fármaco que esté dirigido a la vesícula biliar. Hay que tener en cuenta, para su experimentación animal, explica Carlos Pérez, "que las ratas no disponen de este órgano". Otro caso es el estudio acerca de la lepra. Aunque no se realiza en España, el animal más habitual aquí no es la rata o el ratón, los animales paradigmáticos de laboratorio según recalcan los datos del MARM, sino el armadillo. "No deberíamos poner en riesgo la salud humana" por el no empleo de animales de laboratorio, subraya el especialista.
Aunque, según su consideración, no sean sujetos de derecho, diferentes normas legislativas recogen protección para los animales de laboratorio. Es el caso de la nueva directiva de la Unión Europea en la materia, de 2010 y que aún no ha sido traspuesta en España, indica Carlos Pérez. No obstante, la legislación española cuenta con la trasposición de la directiva anterior, de 1986, que "garantiza, entre otras cuestiones, el establecimiento de la formación del personal". Los experimentos, además, deben ser comunicados a la autoridad pertinente. En el caso de los realizados en Castilla y León, a la Junta. También, destaca Carlos Pérez, la existencia de "comités éticos" cuyo funcionamiento no difiere mucho entre los diferentes organismos públicos de investigación. "No es muy diferentes el comité ético de la Universidad de León de los de las universidades de Salamanca o Valladolid o del del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)", indica.
Una de las cuestiones que subraya Carlos Pérez al hablar de animales de laboratorio es que "todos proceden de centros de cría especializados". Por lo tanto, según indica, "en ningún caso" se da la circunstancia de la experimentación con animales encontrados como "perros vagabundos". Las condiciones del animal de laboratorio, su confort, son "objeto de inspecciones y los propios investigadores se preocupan de ellas, además deben informar de que tipo de sufrimiento van a realizar, que analgésicos van a utilizar o con qué tipo de sacrificio concluirán".