Ciencia Argentina , Argentina, Martes, 18 de enero de 2011 a las 15:15

Descubren en Argentina un nuevo ter贸podo que vivi贸 en los albores de la era de los dinosaurios

Los restos del 'Eodromaeus murphi' ayudar谩n a conocer la estructura y funci贸n del esqueleto de los primeros dinosaurios carn铆voros

Eva Aguilar/DICYT Investigadores de Argentina y Estados Unidos han dado el nombre de Eodromaeus murphi a un pequeño dinosaurio que vivió hace unos 230 millones de años y cuyo descubrimiento permitirá ampliar el conocimiento existente sobre las primeras fases evolutivas de estas criaturas que dominaron los ecosistemas terrestres durante la era Mesozoica, también conocida como la era de los dinosaurios. La descripción de este nuevo género y especie del Triásico tardío fue publicada en la edición de la revista Science del pasado 14 de enero

 

Eodromaeus era un ágil corredor que se apoyaba en sus dos patas traseras, pesaba entre 10 y 15 libras (entre 5 y 7 kilogramos) y medía un poco más de un metro. Según explican los investigadores en el artículo científico, sus restos ayudarán a conocer la estructura y función del esqueleto de los primeros terópodos, un clado (conjunto de especies emparentadas con un antepasado común) que incluye a todos los dinosaurios carnívoros, entre ellos el célebre Tyrannosaurus rex.

 

Como parte del proceso descriptivo del nuevo dinosaurio, los investigadores lo han comparado con los restos de un dinosaurio que fue su contemporáneo. La nueva especie es similar en algunos aspectos a Eoraptor lunensis, otro pequeño dinosaurio encontrado por los mismos investigadores en el mismo yacimiento argentino en el que fueron hallados los huesos de Eodromaeus, si bien este último muestra diferencias significativas que arrojan nuevas luces sobre los primeros días de la evolución de los dinosaurios, un periodo de tiempo del que se sabe muy poco.

 

Después de comparar ambas especies, los investigadores han llegado a la conclusión de que el nuevo Eodromaeus es un ancestro primitivo de los terópodos, mientras que Eoraptor, igualmente considerado un terópodo, es en realidad un ancestro de los saurópodos, grupo que incluye a los grandes dinosaurios herbívoros de cuello largo.

 

No obstante, el hecho de que ambos midieran menos de dos metros y corrieran sobre sus dos patas traseras, sugiere, según los autores, que los tres clados principales de dinosaurios (ornitisquios, sauropodomorfos y terópodos) compartieron una estructura anatómica similar, antes de que en conjunto estos animales lograran el dominio de la superficie terrestre en el Jurásico Inferior (hace entre 199 a 175 millones de años).

 

Ischigualasto, tierra de los primeros dinosaurios

 

Los restos fósiles de Eodromaeus fueron encontrados en la formación geológica de Ischigualasto, área natural protegida y rico yacimiento paleontológico ubicado en la provincia de Santa Fe, Argentina. La formación de Ischigualsto data del Triásico tardío (hace entre 231 y 225 millones de años cuando lo que hoy son Argentina y Brasil constituían la parte sur del supercontinente conocido como Pangea) y es el único lugar del mundo en el que este periodo de tiempo está representado de forma intacta en una serie de depósitos de roca, lo que ha permitido a los científicos ahondar en la historia de los primeros dinosaurios. En los últimos 50 años, este yacimiento ha provisto a los paleontólogos de una serie de fósiles prácticamente completos de dinosaurios que vivieron en el alba de su reinado.

 

Durante el estudio, los autores también analizaron las tendencias de la diversidad entre los dinosaurios y otros herbívoros, llegando a la conclusión de que, aparentemente, los dinosaurios fueron mucho más diversos y comunes durante el Triásico temprano en esta región de lo que se pensaba hasta ahora. Por otra parte, la diversidad de estos primeros dinosaurios no parece haber aumentado a medida que otras criaturas herbívoras se extinguían, lo que, contrario a otras hipótesis, sugiere que el asentamiento de los dinosaurios no ocurrió como reemplazo a nichos que iban quedando abandonados.

 

"La extinción de herbívoros que no eran dinosaurios es secuencial y no está relacionada con el aumento en la diversidad de los dinosaurios, lo que debilita la imagen predominante de la ascendencia de estos últimos como un reemplazo oportunista", concluyen los investigadores.