Carecer de luz natural puede causar desde pérdidas de pelo y osteoporosis hasta trastornos de la menstruación y problemas psicológicos
MJF/DICYT Los seres humanos están tan intimamente ligados al influjo de la luz solar mediante los denominados ciclos circardianos, dependientes del día y la noche, que prescindir de ella puede ocasionar graves problemas de salud. Así lo explica el jefe del Departamento de Metrología del Instituto de Física Aplicada del CSIC, Antonio Carróns, quien participa en el Congreso Internacional de Iluminación que se celebra en León hasta mañana. Carrions asegura que numerosos estudios han demostrado que carecer de luz solar durante un periodo de tiempo prolongado puede causar desde pérdidas de pelo y osteoporosis hasta trastornos de la menstruación y problemas psicológicos.
Antonio Carrons explica a DICYT que "el proceso día-noche ha sido así desde siempre y los humanos estamos programados para funcionar así". En este sentido, hace referencia a los ciclos circardianos, los que dependen precisamente del horario diurno y nocturno e influyen sobre los procesos fisiológicos. Según precisa, se han hecho muchos experimentos para comprobar qué pasa cuando se prescinde de la luz, con individuos a los que se ha privado de los los ciclos día-noche marcados por la luz natural y sólo han dispuesto de luz artificial. Estas personas, según señala, han manifestado numerosos efectos negativos para la salud como el debilitamiento de huesos, trastornos de menstruación en las mujeres, pérdidas de pelo y problemas psicológicos.
El debilitamiento de huesos tiene que ver con la fijación del calcio en los huesos dependiente de la radiación ultravioleta, que produce la vitamina D. Según precisa Antonio Carróns, "si estás a oscuras seis meses no produces esa vitamina y terminas con graves problemas de osteoporosis". En este sentido, señala que en Rusia se hizo un estudio con soldados jóvenes a los que se les metió en dos barracones distintos durante dos meses, uno con luz natural y otro con luz artificial, y los que habitaron en este último mostraban problemas de deterioro de salud.
Este efecto se puede aplicar en algunas situaciones que se producen en la actualidad en personas que, por diversas circunstancias, viven de noche. Según matiza, en estos casos los problemas de salud nunca llegarían a ser tan graves, porque no se llegaría a carecer de luz natural por completo. Lo mismo ocurre con gente que trabaja durante el día en grandes almacenes sólo provistos con luz artificial y sin ventanas. A este respecto, Carróns indica que estas personas están sometidas a un tipo de iluminación constante que no es el mismo que el de la calle y puede carecer de radicación ultravioleta.
Antonio Carrons es el responsable del Departamento de Metrología del Instituto de Física Aplicada del CSIC, en el que se realizan medidas de todo aquello relacionado con la emisión y recepción de luz. Este departamento dispone de los patrones correctos a los que debe estar sujeto el calibraje de todo tipo de aparatos de emisión y recepción de luz. Entre ellos, los láseres empleados en el ámbito sanitario y los de rayos uva. Respecto a estos últimos, Carróns explica que se mide si su emisión es correcta y especifica que, si además de rayos uva contienen rayos uvb, la magnitud de ondas es más corta y pueden producir quemaduras. Además, según asegura, si tienen componentes de uve, son de carácter cancerígeno.
El Departamento de Metrología del Instituto de Física Aplicada del CSIC también se encarga del control de la medición de los aparatos empleados en todo tipo de laboratorios.